Respetados señores:
Me dirijo a ustedes con el ánimo de protestar de manera enérgica por el retiro de la candidatura del doctor Dionisio Araujo a la Alcaldía de Bogotá, hecho del cual me acabo de enterar.
El aborto de esta candidatura atenta contra los principios morales del conservatismo. Que la candidatura haya tenido malformaciones ideológicas congénitas, no es suficiente razón para haberle puesto fin, abrupta y clandestinamente. Esa candidatura tenía derecho a la vida, llevaba muchos meses de gestación
Tampoco es argumento el hecho de que las encuestas hayan mostrado que las intenciones de voto por nuestro candidato eran del 0%. El cero merece respeto: es la unión entre el esperma de la nada y el óvulo del vacío. De cero han empezado muchos personajes victoriosos. Para no ir muy lejos, el caso del Arquitecto Universal es un claro ejemplo: empezó de la nada y hoy el alcance de su obra es monumental, así algunos indignados y desadaptados critiquen cómo anda el mundo por estos tiempos.
Al negarse ustedes a financiar la campaña del doctor Dionisio, han violentado las expectativas que los jóvenes bogotanos teníamos en el conservatismo. Han aniquilado el embrión del futuro, han asesinado el renacer vigoroso y viril del glorioso Partido Conservador. Un horrendo crimen por el que la historia seguramente los condenará algún día.
¿Y todo por qué? Por el afán de buscar placer y deleite en las mieles del poder, la torta y la burocracia. No otra cosa se buscó con el hecho de haber lanzado al conservatismo a los brazos del doctor Enrique Peñalosa, caballero a quien su experiencia como administrador no le alcanza para administrar sus buenas y malas compañías. Si ustedes hubieran decidido arrojar el conservatismo a brazos de la doctora Gina Parody, al menos el asunto sería normal, ajustado a natura y coincidente con los preceptos de Dios.
Pero aún si las cosas se hubieran dado de esta manera, la situación sería preocupante. Yo, particularmente, estaría en total desacuerdo. “Al que anda entre la miel, algo se le pega”, reza la sabiduría popular. La doctora Gina podría terminar, como resultado de sus recientes compañías, hablando enredada y dando espectáculos como los que dio el profesor Mockus en el auditorio Leon de Greif de la Universidad Nacional en 1993. ¡Dios no lo quiera! Es un riesgo, que por remoto que sea, el conservatismo, guardián de la moral y las buenas costumbres, no podría correr.
Como no comparto el tipo de relaciones que ustedes plantean con el doctor Peñalosa, no me queda otra alternativa que retirarme del Partido haciendo uso del derecho a la objeción de conciencia y a mi masculino pudor. Lo hago con el corazón partido, el espíritu compungido y el alma completamente escandalizada.
Quedo, pues, políticamente huérfano. Si alguien se llega a aprovechar de mi situación, ustedes serían los culpables. De todos es sabido que andan sueltos candidatos de otros partidos expertos en reclutar jóvenes para su causa. Si alguno me llega a manipular para hacerme votar por él, ustedes y sólo ustedes son los responsables.
Ex copartidario, @dicksalazarPosdata: Habiendo terminado de escribir esta carta me entero que el doctor Aráujo se unió a la pareja Gina-Antanas. Como censuro todo tipo de trios, no me queda más camino que elevar la queja ante la Procuraduría Moral de la Nación. Así mismo, denunciaré al doctor Dionisio ante la Fiscalía por transfugismo, traición al Partido y a la Patria. No todo vale.