Clásicos del cine: “sex, lies and videotape”

Mié, 23/10/2019 - 06:15
A pesar del éxito profesional y la estabilidad económica de John, su esposa Ann no desea tener relaciones sexuales con él. John responde a esto revolcándose en secreto con Cynthia, la hermana de A
A pesar del éxito profesional y la estabilidad económica de John, su esposa Ann no desea tener relaciones sexuales con él. John responde a esto revolcándose en secreto con Cynthia, la hermana de Ann. Cuando Graham, un viejo amigo de John, estaciona su misteriosa vida en la vecindad de este complicado triángulo, el joven resulta ser un catalizador para que las opiniones que cada uno de estos personajes tienen sobre su sexualidad les lleve a cuestionar su identidad y lo que necesitan para ser felices. Ann es una mujer con una rígida opinión sobre el placer pues su marido jamás ha logrado satisfacerla. Esta joven trata de convencerse a sí misma que "el sexo está sobrevalorado" y que el egoísmo colocado en el placer propio palidece ante los verdaderos problemas del mundo. Su hermana Cynthia tiene una relación más amena con su propio placer: no tiene ninguna limitación para tener relaciones, disfruta su cuerpo y decide cuando no tener sexo. Sin embargo, relacionarse con John parte más de la necesidad de contradecir a Ann debido al resentimiento de larga duración que siente hacia ella. Finalmente está John, una persona totalmente entregada a su placer y a sus objetivos, a pesar de todas las mentiras y atajos que utiliza para protegerlos. Graham, por su parte, tiene una gran culpa que sanar: es impotente y la única forma que tiene para calmar su libido es manteniendo una colección de cintas de video en las que filma a distintas mujeres hablando sobre sexo. La presencia tan segura de Graham y el modo en que parece ver a través de sus fachadas, inspira a ambas hermanas a acercarse el muchacho. Una vez al frente de su cámara, Ann y Cynthia se enfrentan a tener que conversar consigo mismas y a tener la valentía necesaria para definir si el placer es la fuente de toda felicidad.
El valor emocional del primer hit de Soderbergh parte de las pasiones de sus protagonistas, atributo no explotado en gráficas escenas sexuales, sino en tensos interludios de reflexión. El diálogo se adeuda a las suscitadas protestas que los personajes arrojan hacia sí mismos, mientras el reparto carga el ambiente a un nivel de tensión tan íntimo que las revelaciones del tercer acto no llegan como una sorpresa sino como un complicado alivio.
La batalla verbal final entre Ann y Graham resulta ser la mejor pieza en todo el filme. Las barreras absurdas que estos personajes tenían, se diluyen ante la insistencia del otro. Graham quiere que la fachada de Ann ceda; ella, por su parte, encuentra la satisfacción de desnudar a Graham sin siquiera tocarlo, al hacerle partícipe de sus intenciones al preguntarle qué quiere para su vida. "sex, lies and videotape", la opera prima de Steven Soderbergh, rompe con la intimidad de sus personajes con una ejecución ingeniosa y personajes con intenciones cifradas pero estimulantes. El placer, como se ve en el filme, es parte del camino a la verdadera satisfacción, aunque se confunda entre las mentiras de las que nos convencemos. La película evidencia cómo, a través de una conversación centrada en la empatía, lo que no entendemos de nosotros mismos puede aparecerse cuando nos interesamos en escuchar al otro. Carlos J. Yaya Twitter: @CJ_Yaya Facebook: https://www.facebook.com/ElCinematografo2016/
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