¿Cual ha sido la mejor edad de su vida?

Leyendo The Economist me encuentro con esta interesante pregunta: ¿Cuál ha sido su mejor edad? Por supuesto la respuesta es tan subjetiva, sesgada y circunstancial como nuestra edad, o el lugar donde nacimos o vivimos, y el tiempo en que nos toco vivir. Pues una cosa es preguntarle a un octogenario en  Holanda o Dinamarca,  o a un baby-boomer en Texas, y muy otra preguntarle a un muchacho de 20 años en el Choco subsahariano de Colombia o a un  joven guerrillero de las Farc. Pero vamos a suponer que estos dos ejemplos son las muestras extremas de nuestra distribución, y  que la mayoría nos encontramos más cerca al promedio del mundo occidental desarrollado o en vías de desarrollo, aunque reconozco que entre uno y otro puede haber diferencias tales como las que existen entre las mujeres suecas y aquellas que viven en una sociedad teocrática musulmana. La encuesta de Intelligent Life arrojó que la edad en que la gente se siente más a gusto son los 40 años(38 %), seguido de los 18 años (20%) y después los 55 años (10%). Las razones esbozadas son tan diversas como circunstanciales, pero en general la mayoría coincide en que alrededor de  los 40 años  se llega  la edad en la que uno se siente cómodo con lo que es, pues finalmente ha aceptado y seguramente entendido su carácter. La mayoría coincide en que es a esta edad donde se tiene una carrera más o menos encaminada o consolidada y de igual modo una familia más o menos estable. También la mayoría reconocen que dado el estándar de vida actual y gracias a la calidad  y al avance de la ciencia, hoy se llega a esta edad en un estado físico muy superior  a como se llegaba hace 30 o 40 años. La doctora que me  entregó a mi hija un minuto después de nacer, me advirtió que muy seguramente Isa vivirá hasta los cien años, es  decir hasta el siglo 22.  Tendrá la oportunidad de vivir un vida más joven que la que yo he vivido, pues si uno se encuentra hoy con señoras de sesenta y cinco practicando zumba todos los días y estrenando novio, me imagino lo que se podrá hacer dentro de sesenta años. Quizá ante tal expectativa de vida, van a ser los 50 o 60 años la edad de la realización personal, pues bien parece  que lo que nosotros llamamos juventud se alarga un par de años por década, al menos. Hace poco nos visitó en Houston mi sobrino Juan Camilo. En un día de playa, le pedimos que escogiera la música que nos acompañaría en el viaje hasta a Surfside: la canción más nueva que escuchamos fue algo así como "Every body's talkin´" de Harry Nilsson (1969). Pero Juan C, de 16 años, no podía sentirse más identificado con la cultura y el espíritu de los años sesenta y su música. Durante todo el viaje me imaginé lo muy feliz que  hubiera sido viviendo aquella época llena de protestas y  movimientos contraculturales en la sociedad norteamericana. Creo que la edad hubiera resultado irrelevante: Juan C hubiera sido feliz a cualquier edad en aquellas circunstancias. Y sospecho que mucha gente escogería la mejor etapa de su vida como aquella con la que se identificó plenamente,  y de un modo muy personal, con algún  hecho  desde un punto de vista ético, social o tal vez político ¿Se le ocurre a Ud. alguna circunstancia en la historia de Colombia en la que alguien se pueda sentir pleno e identificado con la  realidad contrahecha de este país? Después del periodo de independencia resulta realmente difícil encontrar alguna! Cuando trato de responder cuál ha sido mi mejor edad, miro hacia atrás  y encuentro  una vida común y poco notable; pero descubro también que aún así viví épocas muy bonitas, como el año final de mi bachillerato, o los años de mi formación universitaria tanto de pregrado como de postgrado, a veces llevados de forma felizmente irresponsable. O aquellos tres meses de guarda-parque en el Tayrona, durmiendo en una hamaca a la orilla del mar de Arrecifes al lado de franceses, ingleses y suizos que apestaban y fumaban marihuana, oyendo reggae, al desayuno, al almuerzo y a la comida. Sin embargo, debo decir que la mejor edad para mí ha sido aquella en la aprendí a  perdonarme y  acepté con tranquilidad que está bien cometer errores, que no iba a cambiar el mundo, y que este resulta naturalmente injusto. O cuando descubrí también que me importa cada vez menos lo que los otros opinen o piensen de mí, y que los neerds, como con los que trabajo, son gente cool y entienden el mundo mucho mejor que la mayoría del resto. Y por supuesto, cuando mi hija llegó a mi vida, porque no solo la iluminó, sino que le dio el propósito irrepetible de convertirme en el mejor padre que pueda llegar a ser. Paradójicamente, y contrario a mi instinto, entre más me acerco  a los conceptos del promedio de la sociedad, más cómodo me siento: es como si la mayoría tuviera la razón. ¿Y Ud. conque edad se queda?