De celebraciones y otras puñaladas

Hoy me pinto de amarill... ismo con el título de esta nota, pero no encuentro cómo llamarle pues es necesario ser explícita. ¡Bip... Biiiip! Pitó el taxista. Ya estaba a punto de llegar a mi casa, noche de domingo - previo lunes festivo -, 3:20 a.m. y a quienes les pitaron, que caminaban en medio de la calle no se quitaron. El señor frenó en seco, casi los arrolla. De inmediato ellos golpearon el taxi y, el conductor salió alterado (ellos eran seis jóvenes), le sacaron una navaja; él entró inmediatamente, cerro la puerta, subió el vidrio - en cuestión se segundos -, todos se fueron contra el taxi. Yo, como fiel espectadora, no quería estar allí. Nunca supe si salir corriendo, si esconderme entre las sillas del carro; aunque traté de salir y las puertas tenían seguro y, sólo lo podía quitar el conductor. El taxista sacó un machete y, casi entro en pánico. - ¡Señor, no haga eso! - Le dije. - A estos hijueputas hay que picarlos. Me contestó. - ¡Arranque! ¡Arranque! que yo quiero llegar a mi casa. Le ordené temblorosa. No llevaba manejando más de cinco metros... una patrulla de la policía, con ello solucionamos... ¿Estamos sorprendidos de que en Bogotá ya van 17 muertos por las celebraciones ante los triunfos de la tricolor? Yo también me sorprendo, mientras en Medellín pareciera que celebramos un año nuevo, todos nos abrazamos, nos reimos, nos sacamos fotografías: en Bogotá se hieren, se asesinan durante la misma celebración. Me sorprende y me duele Bogotá, pero ¿Qué pasa si en otras ciudades, como Medellín, nos queremos matar después de una rumba, o porque nos piden permiso para pasar la calle? Aunque escuché hace poco una noticia, también desde la capital, donde mataron un chicho porque no dio permiso a otro para cruzar por el andén. Taxistas y ciudadanos armados, ebrios, groseros... "Este es mucho pirobo, se va a hacer chuzar" Claro que yo temblaba, mientras esa chicha le gritaba al taxista y corría hacia él. ¿Qué nos pasa como ciudadanos? ¿Por qué no somos capaces de tolerarnos? ¿En qué momentos convertimos las celebraciones en violencia? ¿Por qué la felicidad del mundial se convierte en muertos?