A propósito de la columna dominical de Héctor Abad Faciolince, titulada “De cómo los godos se vuelven liberales”, he decidido escribir sobre la parte antagónica de esa posición, queriendo demostrar que no es que los godos se hayan vuelto liberales ni que los liberales se hayan vuelto godos, sino que estamos en un punto en donde se acabaron las ideologías políticas como consecuencia de la multiplicación de la demagogia y los favores políticos.
Según Hector Abad, los godos se han vuelto liberales porque ahora realizan acciones que antes no harían, hoy en día los godos también se divorcian, también fornican –diría el procurador–, muchos conviven con sus hijos homosexuales, etc., pero si realizamos un análisis político sobre lo que es el conservadurismo, tenemos que estamos frente a los mismos godos de toda la historia, con la única diferencia de que ahora, con un poco más de prudencia, se abstienen de hacer aseveraciones que causen gran impacto mediático y que puedan afectar su nombre para poder así conservar –en el sentido estricto de la palabra– esos puestos políticos que durante mucho tiempo han logrado alimentar a sus generaciones enteras.
Ahora bien, Héctor Abad dijo en una frase hiperbólica que: si Laureano Gómez resucitara pensaría que sus copartidarios se han vuelto comunistas. Yo diría desde el lado contrario, y con una frase menos exagerada, que sí Jorge Eliecer Gaitán resucitara pensaría que sus copartidarios se han vuelto conservaduristas. Y es que para comprobar mi afirmación sólo nos basta analizar a cada político liberal en Colombia para darnos cuenta de que estamos frente a personas volubles en su ideología –si es que tienen–, personas que un día son y al otro no, que propugnan la liberalidad pero votan en contra de leyes sobre la legalización del aborto, sobre el matrimonio homosexual, sobre la adopción de parejas del mismo sexo, votan a favor de Alejandro Ordoñez como procurador, aprueban reformas tributarias que afectan más al pobre que al adinerado, etc.
Miremos la historia de políticos “liberales” conocidos por todos. Álvaro Uribe Vélez, liberal convencido durante toda su vida, sin embargo, cada una de sus actuaciones dan fe de una ideología muy conservadora, su defensa por el neoliberalismo y los TLC, su afición por la guerra, su abominación por los homosexuales y su apego a una “moral” paramilitar como afirman algunos, lo convierten en un liberal conservadurisado. Juan Manuel Santos, hoy presidente de Colombia es uno de los políticos que viene de tradición liberal, pero al cual con la llegada al poder, ésta se le ha olvidado, sus técnicas políticas son propias de la demagogia de un conservador, su apoyo y promulgación de leyes como la reforma tributaria y la reforma a la justicia, su complicidad en la reelección del procurador lo convierten en otro liberal conservadurisado.
Son muchos los liberales que tienen su vena conservadora algo brotada y la cual tratan de esconder aprovechándose de la ceguera habitual del votante colombiano, yo no quisiera seguir afirmando que todos los liberales se han vuelto unos godos, pero la realidad nos muestra otra cosa. Hoy día respecto a la política tenemos que existe una ideología de izquierda representada por el polo “democrático” y otra de centro representada por Mockus y sus pocos seguidores, solo tenemos eso, así que hablar de ideas políticas no sólo resulta trillado sino también disparatado, puesto que lo que realmente existe en Colombia son políticos que se tildan de ser partidarios de cierta posición conforme la ubicación que mejor les convenga electoralmente porque realmente ellos aquí no piensan como tales sino como mercaderes baratos, ansiosos de un mejor sueldo y sobretodo de mayor poder.
Twitter:@davidleogo