El placer de escuchar música

Recientemente estuve presente en una de las presentaciones que como cada quince días, todos los sábados, se realiza en la Sinfónica Juvenil de Colombia ubicado en la ciudad de Bogotá. Mientras unos se divertían celebrando el amor y la amistad en bares, cines y moteles, yo me encargue de deleitarme con la música que me regalaron violines, violonchelos, contra bajos, platillos, trompetas y muchos instrumentos más. Me sentí como en una película de Disney, quizá como en Alicia en el País de las Maravillas o en tantas películas más. Logré recrear en mi mente, gracias a la música, escenas de terror, escenas de esas que ve uno en los dibujos animados cuando se camina de puntitas para entrar o salir de algún lugar, escenas románticas y muchas más en las cerca de dos horas que estuve en este maravilloso lugar. Más orgullosa me sentía de ver entre los y las artistas a una pequeña que conocí por azares de la vida hace un tiempo atrás, verla allí tocando el violonchelo de una manera tan tranquila y tan natural como su nombre, tocaba ese instrumento como la Brisa, como esa de otoño que pasa por entre los cabellos para despeinarlo a uno sutilmente. Me sentí maravillada de ver tanto talento pero al mismo tiempo me sentí algo triste, acongojada de pensar ¿Cómo es que estos espacios no se divulgan más? ¿Cómo es que hay tan poca gente que asiste a estos eventos, si además son gratis? ¿Qué es lo que hace falta en la sociedad para que la gente valore y asista más a estos espacios?. Por eso hoy quise dedicarle este escrito como forma de reconocimiento a ese trabajo que se hace desde la Sinfónica Juvenil de Colombia, una institución que surge en 1977 gracias al impulso del maestro Ernesto Díaz Alméciga, como un espacio de práctica orquestal que permitiera y permite hacerse profesionalmente competitivos en el mundo musical. También dedicarles el escrito a todos esos jóvenes, que con sonrisas gigantes en sus rostros demostraban la alegría y satisfacción de haber tocado un vez más. Que se bajaban de la tarima, quizá esperando que pasen ya otros 15 días, para que sea sábado y más gente vaya a verles y a conocer el trabajo y la buena música que hacen. No es que yo conozca de partituras, de maestros, de tonadas, de recitales, de sones, de altos, medios y bajos. Quizá sea una analfabeta musical. Pero eso refuerza más lo que he pensado, para disfrutar de la música, solamente se necesita disposición, abrir los oídos y la mente para dejarse llevar por los sonidos. Así que aquí también les dejo la invitación. Si se anima cada 15 días en la Sinfónica Juvenil de Colombia podrá disfrutar de un concierto y lo mejor de todo como nos gusta a todos ¡Gratis! Aquí puede usted mismo(a) deleitarse y darse cuenta que no le miento. Viajar por entre los sonidos y dejar volar su imaginación. [youtube]https://www.youtube.com/watch?v=5wC6H5Mp5sk[/youtube]