Una de las preguntas que me gusta hacerme y hacerle a quienes me piden un tip, un consejo o alguna idea para empezar a salvar el mundo es: ¿quieres tener más o vivir mejor? La respuesta a esa pregunta es el motor de los hábitos de consumo, estilos de vida, modelos de negocio y de cada actividad humana.
La voracidad de la economía clásica basada en tener más, fue la que nos puso ante la disyuntiva de frenar el consumo o acabar con lo que queda del planeta. Empezó con la industrialización, arreció con el capitalismo y todavía estamos esperando que la mano invisible equilibre la balanza entre el crecimiento de riqueza, población y bienes y el desajuste social y ambiental. Pero he aquí uno de los paradigmas de la sostenibilidad: ningún crecimiento es sostenible.
Para tener más hay que gastar más, talar más, sacar más petróleo, trabajar más tiempo, comprar más, botar más, presumir más, fabricar más, usar más, consumir más.
De tanto talar, extraer, botar y captar, cambiamos el clima y ese descubrimiento es reciente pero no nuevo; La evidencia científica indica que la acción humana fue la principal causante del calentamiento global y con él de todos los cambios en los ecosistemas que hoy amenazan seriamente nuestra supervivencia como especie y la de todas las demás.
Por fortuna, una vez más el factor económico pone a girar la rueda. Asistimos al momento histórico en el que el poder adquisitivo cambia de manos, se va de los baby boomers y la generación X a los milennials y pronto pasará a los centennials -la generación de la super conciencia, según expertos- de ellos dependen ahora las decisiones de compra y es por eso que vemos una renovada conciencia en el mercado.
Las nuevas generaciones ya no buscan tener más sino vivir mejor.
Las tendencias de consumo, los influenciadores y nuevos negocios hablan de volver a lo básico. Están buscando ser coherentes con sus nuevos consumidores. Hablan de bienestar, de salud, naturaleza, respeto, tolerancia, hablan de gastar menos en todos los sentidos.
La demanda de productos amigables con el medio ambiente, socialmente responsables e innovadores está impulsando la oferta de nuevos productos y servicios. Está haciendo que repensemos hábitos. El ejemplo más claro está en el transporte.
Cada vez es más común ver a personas que se movilizan en bicicletas, monopatines, motos eléctricas o patinetas en lugar de usar vehículos con motores de combustión.
Dispositivos que hasta hace poco eran juguetes están convirtiéndose en medios de transporte y es que es difícil pensar en un negocio mejor diseñado para esos nuevos consumidores conscientes.
La micromovilidad, como se le denominó a esta tendencia, es economía colaborativa, hace uso de la tecnología, no requiere dinero en efectivo, no obliga al usuario a pagar por anticipado los viajes que va a hacer –como ocurre cuando compramos un vehículo- sino que le cobra únicamente lo gastado, es amigable con el medio ambiente y en algunos casos tiene el doble propósito de hacer que el usuario se ejercite.
Prueba de la aceptación que tiene este tipo de ideas entre los nuevos dueños del dinero es el hecho de que Lime, una de las empresas dedicadas a la movilidad en patinetas pasó en el año 2018 de hacer un millón de viajes a 26 millones.
Dicho esto, es fácil comprender que el hecho de vivir mejor no es una cuestión romántica, sino una moneda. Una de las caras de la moneda es la necesidad que tiene el planeta de un respiro y de quienes lo habitamos de alargar nuestra permanencia en él. Y la otra es la de un modelo económico amenazado por el caos que él mismo generó.
No puedo pensar en un mejor escenario, en otra crisis que haya configurado más oportunidades en la historia de la humanidad. Baby boomers, generación X, Z milennials, centennials, todos tenemos una inmensa posibilidad de transformación y es momento de decidir y actuar conforme a esa decisión: ¿queremos tener más o vivir mejor?
La economía de los milennials
Dom, 31/03/2019 - 07:20
Una de las preguntas que me gusta hacerme y hacerle a quienes me piden un tip, un consejo o alguna idea para empezar a salvar el mundo es: ¿quieres tener más o vivir mejor? La respuesta a esa pregun