La tragedia ocurrida este fin de semana en Medellín, en donde se vino abajo una torre de 22 pisos, debería hacer reflexionar a la gente sobre lo que está pasando en el barrio El Poblado y al resto de los colombianos, no sólo a los habitantes de la capital antioqueña, sobre las ansias de vivir en “estrato 6”.
Comprendiendo y compartiendo el dolor de los que han perdido seres queridos en este desastre o aquellos para quienes las pérdidas materiales suponen un serio revés en su vida, el derrumbe del edificio Space y la posible demolición de los otros cinco componentes de esta urbanización por amenazar ruina, abre algunos interrogantes no sólo desde el punto de vista de las responsabilidades de la empresa constructora y de la administración municipal, sino sobre la mentalidad de los colombianos de “subir de estrato”.
Poca gente sabe que el parque principal de este barrio fue el primer asentamiento de lo que años más tarde, en 1675, se conocería como Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, refundada en lo que hoy es el parque de Berrío. O mejor dicho, en lo que fue el parque de Berrío, pues este emblemático lugar fue cercenado, mistificado y convertido en un híbrido impersonal por una estación del metro que en principio nunca debió de haber pasado por allí.
El metro de Medellín, que es una estupenda solución de transporte masivo, debió, sin embargo, haber discurrido como estaba en el proyecto inicial para que siguiera la vía paralela del río que atraviesa la ciudad. Pero esta obra tampoco escapó al trapicheo, la codicia y la avidez de los especuladores del gobierno de turno, el de Belisario Betancur, de cuyos sobrecostos y lastre para el erario público ya se ha hablado lo suficiente. Y es otra historia.
Volvamos a El Poblado. Con el tiempo aquella zona fue convirtiéndose, sobre todo a partir de mediados del siglo pasado, en lugar de veraneo parcelado en fincas de recreo o lugar de residencia de la clase alta antioqueña, que tenía allí bellas casonas que han ido desapareciendo paulatinamente y de las que hoy apenas quedan los nombres como La Aguacatala, San Fernando, etc.
El Poblado era sinónimo de riqueza y para allí hizo la mudanza eso que en Colombia se conoce como “clase emergente”. Todavía está en pie, antes de llegar desde el centro a este barrio, una construcción que los más viejos del lugar conocían como “El Edificio de El Poblado”. ¡Sólo había un edificio! Hoy El Poblado es un conjunto de colmenas de bellas y ajardinadas calles, es cierto, pero prácticamente con una sola vía de acceso permanentemente infartada por el flujo constante de vehículos.
El Valle de Aburrá tiene todavía mucho espacio para crecer hacia el norte y podría haberse extendido hacia allí desde hace años, y terminará necesariamente extendiéndose hacia allí. Pero claro, allí no estaban los ricos. Y como en el sur, en El Poblado, el espacio se acabó, había que llenar las laderas de las montañas de edificaciones que ya han dado algo más que un susto a sus habitantes. Hace unos años la urbanización Alto Verde también se vino abajo dejando otras doce víctimas mortales.
En todas partes del mundo existen barrios buenos, menos buenos y malos, pero en pocas partes del mundo –sólo lo conozco en Colombia- la población está estratificada oficialmente. De modo que, como diría Pambelé, es mejor ser estrato seis que estrato uno. Así que en Medellín para mucha la gente de barrios como Belén, Buenos Aires, Manrique o de poblaciones cercanas como Bello el ideal es trasladarse a El Poblado.
Lo más parecido que conozco a este sistema de estratos colombiano es el sistema de castas de la India, una estratificación social establecida que va desde los brahmanes, que serían estrato seis, hasta los dalits o intocables que vendrían a ser estrato uno. Claro que a diferencia de la India en donde se nace y se muere brahmán o intocable, independientemente del número de ceros que se tenga en la cuenta corriente, en Colombia existe la posibilidad de escalar de casta.
Así que si uno ve pasearse por las atestadas calles de El Poblado –como he visto hace algún tiempo- a un muchacho en camiseta de esqueleto al volante de Bentley Continental puede estar seguro de que se trata de un intocable que ha subido de estrato.
Como esto, pues, es lo que se estila en Colombia, las autoridades municipales deberían replantearse el sistema de permisos de construcción, no sólo de El Poblado sino de tantas zonas estrato seis, que en medio del boon inmobiliario y las ansias de escalar de casta de los colombianos puede convertirse en nuevas tragedias como la que se acaba de vivir en Medellín.
La gloria de vivir en el estrato 6 de Medellín
Mié, 16/10/2013 - 08:18
La tragedia ocurrida este fin de semana en Medellín, en donde se vino abajo una torre de 22 pisos, debería hacer reflexionar a la gente sobre lo que está pasando en el barrio El Poblado y al rest