A raíz de las preguntas, anotaciones, comentarios y “apoyos de palabra” que en diversas entrevistas se les ha hecho a los jóvenes líderes de la MANE, es indiscutible llegar a la conclusión que en Colombia la mayoría de sus dirigentes (existen honrosas excepciones) ven a sus estudiantes como muchachos faltos de serenidad y juicio que abrazaron una buena causa que no está a la altura de las “verdaderas urgencias y conveniencias” de nuestro tan convulso país. Ellos, políticos, empresarios, periodistas y demás, con la infalibilidad de la edad y la mediocridad que da el creer y pensar que los títulos y las influencias lo hacen todo, que no son necesarios y antes estorbosos los meritos y conocimientos, batallan contra la educación.
Las cabezas pensantes de nuestro país siguen comerciando con la ignorancia; se otorgan títulos técnicos y profesionales medidos en tiempos de matrículas y asistencia y no en méritos de inteligencia, estudio, investigación y creación. Se conspira con los presupuestos y con los fuegos artificiales del éxito profesional de los egresados de universidades privadas quienes tienen buenas vinculaciones. Se vanaglorian del incremento en la cobertura de entidades como el Sena y de 9 ministros provenientes de Los Andes, perpetuando con esos hechos que los estudiantes “pobres” del Sena se preparen para ser obreros y los “ricos” de los Andes para dirigir. Y son los padres de familia de todos los estratos que buscando un mejor porvenir para sus hijos los que sufren las consecuencias al endeudarse por años y años con el terrible Icetex y otras entidades.
La plata no lo es todo en el ámbito educativo La gratuidad de la educación primaria y secundaria en los colegios distritales de la ciudad de Bogotá, política populista de anteriores alcaldes, no ha llevado a que sus bachilleres sean los mejores del país. Un profesor mal pago, que ha escogido esa profesión porque le “tocó” y no por vocación, sin acceso a capacitación (no olvidar que en Colombia un Maestro es aquel que pinta paredes y arregla grifos) y obligado a seguir currículos obsoletos, da por resultado estudiantes que no
saben leer, no comprenden, a duras penas saben las cuatro operaciones básicas matemáticas y en pleno siglo XXI no saben prender una computadora, abrir un correo o buscar información en ella. Un estudiante tan mal preparado nunca podrá entrar a una universidad pública o privada de buena calidad así sea gratis y si accede deserta a los primeros semestres; Puede aspirar a graduarse en las llamadas universidades de garajes o al Sena que siguiendo los mismos manejos populistas solo les importa mostrar la amplia gama de carreras y el alto número de egresados, sin importar la calidad. !Y la ministra de educación tiene las agallas de comparar el Sena con el MIT!
Cuando cualquier novedad constituye un riesgo, una nueva opinión procura temor e inquietud, y una actividad desestime otras forzadas por la tradición, la corrupción o los complejos sociales es ineludible la certeza de la perdida de la juventud; entendida esta como la hora en que se divisan amplios y posibles horizontes donde la línea que los cierra tiene tanta distancia frente a nosotros, que caben todas las imaginables aventuras y azares antes de alcanzarla. La edad, parece ser, no es sinónimo de sabiduría, porque aquí en Colombia nuestros mayores resguardan las normas de compadrazgo, descomposición, narcotráfico, influencias e inequidad de cualquier embate legítimo participativo para eliminarlas. Una
educación para jóvenes que forme jóvenes, sin importar la edad física, siempre rebeldes y orgullosos de un accionar sin doble moral es la lección que nos dejan las marchas estudiantiles. Los jóvenes están educando a Colombia a ser por siempre joven.
Alberto salazar castellanos
salazarycastellanostecomunica@hotmail.com
Los maestros en colombia pintan paredes
Lun, 21/11/2011 - 08:54
A raíz de las preguntas, anotaciones, comentarios y “apoyos de palabra” que en diversas entrevistas se les ha hecho a los jóvenes líderes de la MANE, es indiscutible llegar a la conclusión q