Proteste inteligentemente: ¡NO RAYE LAS PAREDES DE LA CIUDAD!

Jue, 21/08/2014 - 11:46
No quiero sonar a lo que sonaban los discursos de mis mayores cuando yo era adolescente, en serio, no hay nada más aburridor... y debo aclarar que mi adolescencia pasó hace poco, es más, no sé si
No quiero sonar a lo que sonaban los discursos de mis mayores cuando yo era adolescente, en serio, no hay nada más aburridor... y debo aclarar que mi adolescencia pasó hace poco, es más, no sé si ya pasó, pero en mis tiempos, uno salía por las calles de Bogotá y aunque sí se encontraba con una que otra manifestación de inconformidad en alguna pared, no se sentía lo que se siente ahora: Las manifestaciones de inconformidad, falta de afecto, ganas de ser irreverente, intentos frustrados de ser inteligente, ganas de romper las reglas porque es que toca ser malo o diferente etc., se reflejan en las paredes y monumentos con más ahínco y efervescencia que antes. Hay que ver como la ciudad se está ahogando no en graffitis, sino en rayones que lo único que dejan ver es que la ciudad está llena de Pinkys desocupados en busca de cerebro y con mala ortografía, además. Es como si las paredes de la ciudad fueran por derecho de algunos la mejor manera de mostrar sus frustraciones: “Jonh jaider ama a jassbleydi”, “gobierno ladrón”, “Qué viva el paro agrario” “its time SSSKKITERR” “Sucio y què?” “Jusst jazzon” “RRR SSSS XXXX”… etc. Como si andar mostrando semejantes frustraciones por ahí aportara alguna cosa. Chicos ustedes no son Bansky, así que sus frustraciones pintadas en la pared no se valorizan. Y Por otro lado, esos rayones están lejos de lograr una protesta inteligente (es decir que genere apoyo y no rechazo) o por lo menos de acercarse al verdadero arte callejero que hacen los graffiteros a quienes respeto profundamente y quienes estoy segura no dañarían un monumento. Yo soy amante de la libertad de expresión, de verdad, nada más bello y enriquecedor que el fino arte de poder decir lo que se piensa, así a nadie le importe. Y comparto la idea de que los jóvenes deben manifestarse, deben poder expresarse libremente, pero háganlo con un poquito de inteligencia, existen formas más contundentes y que no implican votar el dinero de los impuestos por un agujero. Déjeme se lo explico: Cuando usted despotrica del gobierno en las paredes, o escribe una frase del paro agrario, o de la ley de educación, o manifiesta su comprensible inconformidad contra esa clase selecta que nos gobierna, y lo hace plasmando sus sabias palabras en un monumento o una pared, usted se está comportando igual al que se roba la plata del erario público. Porque usted que tanto pide atención del gobierno y recursos para la salud, la educación, el campo, está dañando un bien PÚBLICO  (ósea suyo y de los demás) que se mantiene con la plata de los impuestos que paga usted, o su papá, o su mamá, o su abuelo... que sé yo. Eso que usted raya toca arreglarlo con la misma plata de esos impuestos que no alcanzan para pagar su universidad, y todo porque a usted se le dio por tirarse un monumento o una pared que le cuesta a pobres y a ricos. Entonces, sea irreverente, rebelde lo que quiera, pero con inteligencia mijo que esa platica, se lo repito, la paga usted cuando se come una empanada. Ahora, si usted daña un monumento o raya una pared porque es que usted es muy malo y le gusta sacarle la piedra a los demás, yo le recomiendo que vaya a un psiquiatra. No se ve bonito andar por la vida mostrándole a los demás que como le ha faltado amor, usted tiene que llamar la atención dañando las cosas a ver si alguien lo mira o lo respeta, existen formas más brillantes de ganar respeto. Además un malo medianamente inteligente no anda por ahí dañando sus propios bienes, se lo garantizo, porque eso que usted está dañando con esas rayas que nadie entiende, también es suyo. En fin, cuando se escucha hablar del tema, es realmente FRUSTRANTE ver como la administración distrital se rindió. Entonces prefiere dejar las paredes y monumentos en ese estado, porque es que “Vuelven y lo rayan",  entonces dejemos que Bogotá se caiga de mugre, porque vuelve y se enmugra y no recojan las basuras, porque vuelven y sacan la basura. Acá además de restaurar y pintar bienes, paredes y monumentos, hay que adelantar campañas educativas, pero no sólo con los graffiteros; sino con todos los jóvenes y la ciudadanía en general para que aprenda a entender y sentir lo público como propio (Se acuerdan de Antanas Mockus y su discurso de la CULTURA CIUDADANA). Además, es importante tener sanciones más drásticas para quién dañe lo que es de todos. Las sanciones fuertes en este país hacen mucha falta porque acá todo el mundo comprende que tiene derechos, pero la palabra deberes no la tienen en el diccionario personal. Y cómo no hay castigos, cada quien hace lo que a bien le place y si le molesta a los demás mejor. Colombia es un país que se sienta a exigir desde las redes sociales, pero no comprende, no entiende que lo público también les cuesta y no lo respetan. Si es que lo público no es sinónimo de gratuito, a ver si en esos términos económicos comprenden de qué les hablo. Es que en la medida en que lo público se respete, su bienestar como persona, como ser humano, también se respeta. Eso en caso de que no le importe el bienestar de los demás, que es el grave problema del que sufren los colombianos y que se está comiendo esta ciudad que cada vez es más indolente. Y ese respeto por lo público no es sólo criticar al ladrón, al corrupto o la mala política de gobierno, sino que empieza por cuidar lo que usted y todos los demás utilizan así sea para ser simplemente apreciado por quienes llegan y habitan la ciudad. Yo no sé si los bogotanos no están cansados de ver la ciudad caerse en rayones, entre otras cosas porque se ve sucia. Y no sé si no están cansados, también, de ver los monumentos violados de semejante manera por alguno que hipotecó el cerebro, y perdón la expresión, pero el que daña un símbolo de nuestra idiosincrasia, historia o identidad no merece otro apelativo. Sin embargo, yo sí estoy cansada y con deseos de caminar por una ciudad agradable de ver y de sentir, y estoy segura de que no soy la única, así que no sé si lo escrito acá sirva para algo, pero al menos dejo esa inquietud a unos cuantos a ver si empezamos a reprochar cultural y contundentemente ese daño a lo público, que hace ver a Bogotá como una ciudad, no en desarrollo, sino en decadencia. @weneardi
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