Al parecer en los últimos años en Colombia se ha impuesto la poco sana costumbre de clasificar a sus habitantes entre “gente de bien” y los demás, pero no, no me refiero a la película colombo – francesa del director Franco Lolli.
Me refiero a la quizá no tan nueva estrategia de descalificar a todas aquellas personas que por su forma de pensar, su ideología política o manera de ser, no va en la misma línea de quien lo observa, es decir; todo aquel que piense igual a mí, es gente de bien, quien esté en contra son los “malos” que deben ser erradicados.
Pero que mal nos ha hecho esa nefasta y arbitraria clasificación social, es esa misma clasificación la que llevó a que en los años 80 y 90, proliferaran los grupos de autodefensa y los grupos de la mal llamada “limpieza social”, que causó innumerables muertes en todo el territorio nacional.
El propósito era el mismo; erradicar a todas las personas que no fueran “gente de bien” y cuyas características principales al parecer son: el que sean cristianos (de cualquier denominación), ultra conservadores, heterosexuales y de familias tradicionales formadas por papá, mamá e hijos, el problema radica en que en Colombia gracias a los derechos que se han ido ganando a través de las muchas luchas sociales y que nos han costado tantas víctimas, las familias ya no son así.
En ese último elemento, es clave recordar que según las nuevas clasificaciones familiares, no es posible hablar de familias nucleares, extensas o monoparentales como única clasificación de las familias, a través de las distintas sentencias constitucionales, como la T-070/15 y otras relacionadas, ya existe un reconocimiento de que hay otros tipos de familia distintas a las “tradicionales” que merecen igual protección, eso incluye por supuesto, a las familias conformadas por personas del mismo sexo y otras.
Lo anterior solo para hablar de la composición familiar, pero un panorama similar ocurre con lo ideológico, lo político o lo económico, lo cual gracias a la constitución y a las luchas de los colectivos que han peleado por sus derechos, existen libertades y derechos que deben ser respetados, el principal de todos: el derecho a la diferencia, entendiendo que tenemos derecho a pensar y actuar diferente y que eso no nos hace ser enemigos de quienes tengan un pensamiento en oposición, este debe ser un país en el que quepamos todos y todas, tal y como lo dicta la Constitución Nacional, en especial en lo señalado en los artículos 5, 7 y 13.
Por lo tanto, mientras sigamos pensando que existen personas “de bien” y otras que no lo son o peor aun, creerse que simplemente por su condición social, ideológica o económica SE ES una persona de bien, seguirán habiendo líderes sociales muertos y se seguirá excluyendo, discriminando y eliminando a quienes se considere diferentes simplemente por no ser cristiano, conservador, heterosexual o de derecha.
Tenemos la opción en las próximas elecciones de cambiar la realidad del país, dejando de elegir a personas que se autodenominen “de bien”, por aquellas que por voluntad quieren y hacen el bien, no solo para ellos, sino para todos y todas, pero principalmente, la tarea es cambiar nuestra manera de pensarnos, en conclusión; necesitamos menos gente de bien y más gente que haga el bien.
Que daño nos hace la 'gente de bien'
Jue, 18/01/2018 - 04:45
Al parecer en los últimos años en Colombia se ha impuesto la poco sana costumbre de clasificar a sus habitantes entre “gente de bien” y los demás, pero no, no me refiero a la película colombo