La mayoría de los buses de Santa Marta se encuentran con mala cojineria, son pequeños, sucios y oxidados. En pocas palabras un parque automotor en deprimente estado, poco digno de una ciudad turística como la capital del Magdalena.
Es normal, al subirse a un bus de esta ciudad, tener que agacharse para poder llegar hasta el lugar donde se desea sentar. La mayoría de los buses no tienen pasa manos para facilitar la movilidad dentro del mismo. No cuentan con salidas de emergencias, debidamente señaladas, violando lo establecido en el artículo 38 de código de tránsito.
Adicional a esto, las vías de la ciudad, en un amplio porcentaje, se encuentran en mal estado. Cabe añadir, que aunque la mayoría de los samarios no se encuentran a favor del mototaxismo, los días sin motos, el transporte público colapsa; demostrando la ineficacia del sistema en la ciudad. Lo más indignante de todo es que la única solución que ha materializado el alcalde de Santa Marta, Carlos Caicedo Omar, ha sido el de aumentar el pasaje.
Desde el pasado 7 de agosto entró en vigencia el decreto, 197 del 30 de julio de 2013, que establece el aumento de 200 pesos en el transporte público colectivo (buses, busetas y microbuses) de la ciudad de Santa Marta. Esta medida va en contra a la realidad que viven los samarios para poder transportarse dentro del perímetro urbano.
En este mismo decreto se establece la reducción del pasaje, de mil pesos, para estudiantes de colegios públicos. Olvidando, en mi concepto: de forma excluyente a los jóvenes universitarios, que también podrían beneficiarse, de cierta manera, con esta medida.
Desde la administración del exalcalde de Santa Marta, Juan Pablo Díaz Granados Pinedo, los samarios esperan el denominado Sistema Integrado de Transporte. Las ilusiones se encuentran vigentes, el alcalde Caicedo continua hablando del tema, pero todavía todo sigue en proyectos.
Mientras que los dichosos proyectos se concretan en la ciudad de Bastidas, los samarios tendrán que seguir transportándose en buses que parecen chatarras móviles. Lo peor es que tienen que pagar un pasaje inadmisible con el transporte indigno de Santa Marta.