Después de ver la reciente película llamada “El Círculo” surgen varias inquietudes sobre los límites de la tecnología, en la actualidad es inquietante si existen o no límites al usar la tecnología, hoy los sistemas de información tienen toda nuestra vida consignada, las redes sociales actualizadas por cada uno y lo que antes considerábamos secreto ya no lo es, así entonces estamos frente a un nuevo concepto de privacidad que valdría la pena revisar a la luz de la constitución política de 1991.
Para quienes no han visto la película resumo lo esencial, 'El círculo' está dirigida por James Ponsoldt, la protagonizan Emma Watson y Tom Hanks. Lo interesante es cómo el producto de la compañía SeeChange consiste en tener millones de cámaras diminutas que permiten ver todo, a todos, en todas partes, a todas horas en tiempo real. Al principio la protagonista se deja sorprender y fascinar por ello hasta que se da cuenta que no a todas las personas les interesa ese acceso ilimitado a la tecnología y a su vida.
La película muestra la realidad de cómo somos observados por cámaras de manera permanente y cómo somos tan vulnerables a través de la información que subimos a las redes sociales mientras así lo permitamos. El poder que se muestra tienen las empresas privadas que poseen tanta información que terminan siendo más poderosos que los propios Estados.
Por otro lado, se muestra quienes son adictos a la tecnología, de tal suerte que se sienten obligados a reportar cada actividad que realizan cada minuto o segundo del día, que sienten que la red es su vida y que deben informarla minuto a minuto. Aquellos que hoy fundamentan sus amistades, su entorno laboral y su familia en sus redes sociales y que tendrán tantos amigos como seguidores tengan en sus perfiles, ya no hay amistades ni relaciones directas para determinar los círculos de amistad.
¿Cómo se relaciona esto con la política? La protagonista Emma Watson hace una propuesta bastante arriesgada pero no tan fuera de la realidad y es usar el sistema de información con sus afiliados y enlazarla con la del sistema estatal, de tal suerte que se pueda ofrecer la posibilidad del voto obligatorio y se pueda ejercer a través de un click en la comodidad de su casa y a través de las redes. Inicialmente los acercamientos electorales se hacen actualmente a través de medición de redes y específicamente teniendo en cuenta las redes sociales en períodos determinados, pro el proceso electoral ya se realiza en otro escenario.
Lo interesante de la propuesta es ejercer el voto desde cualquier lugar, en algunos países el voto electrónico se puede ejercer en una máquina similar a un cajero electrónico en cualquier parte de la ciudad en unos horarios establecidos y con unos protocolos de seguridad garantizados, pero nadie ha sido tan osado como para hacerlo desde un sistema privado o página web utilizando las redes sociales.
La pregunta acá es ¿cuáles son los límites de la tecnología en la política? Dado que si llegáramos a realizar procesos electorales utilizando los sistemas de información de redes sociales se pueden tener ventajas y desventajas: en cuanto a las ventajas, se puede ampliar la intención de voto dado que muchas personas no votan por la pereza de salir al puesto de votación, sería una forma de combatir la compra callejera de votos y cada uno podría votar privadamente en casa o desde su celular; desventajas, las seguridad del sistema estaría en duda dado que tendrían que ofrecerse muchas garantías para que no se ataque por hackers y tener identificación a prueba de fraudes para que no voten los fantasmas.
En este mismo sentido, se pueden usar estos grandes bancos de información para realizar encuestas más certeras que permitan predecir la intención de voto de una forma real e incluso los candidatos a las elecciones podrían calcular su resultado de una forma más segura que como hoy se realiza dado que la compra de votos o el fraude es muy difícil de proyectar con las herramientas actuales.
También valdría la pena pensar en ese nuevo concepto de privacidad, por una lado en la red está toda nuestra información pública y privada, incluso podríamos votar en privado, pero al quedar todo registrado también se podría tener acceso claro a quien votó y por quien y eso generaría cierta inseguridad a la hora de tener garantías individuales si en algunas zonas se toman represalias contra las personas dependiendo por quien votaron.
Otra ventaja estaría en garantizar de manera inmediata los incentivos por votar, ya que al votar electrónicamente nuestro empleador ya podría tener la información y de manera automática se tendría el día libre por votar o la prioridad para acceder a un empleo sin tener que guardar el certificado de votación o si se nos pierde perder la oportunidad de reclamar un privilegio por ejercer el derecho al voto.
En resumen, la tecnología nos permite tener gran cantidad de herramientas para obtener rápidos resultados y maximizar los procesos, de tal manera que mejoremos la calidad de vida de las personas. Pero también se debe pensar en unos límites que se puedan controlar, es decir, cada persona debe tener claro que información sube a la red de tal suerte que cada aspecto que suba estará expuesto a una gran cantidad de personas que con buenas o malas intenciones pueden utilizar. Por otro lado, las empresas privadas captadoras de información electrónica deben tener unos límites y controles estatales que vigilen para evitar la vulneración a la intimidad y el buen nombre de las personas.
Desde el punto de vista de los asuntos públicos los Estados como el colombiano si bien utilizan los sistemas de información, están en mora de unificar los sistemas para aprovecharlos adecuadamente. Cada sistema es independiente, uno es el del DANE, otro el SISBEN, otro cada EPS, otro cada fondo de pensiones, otro la DIAN, otro la administración de justicia y a la final ningún sistema se articula con otro para obtener la consolidación de información. Si bien hay excelentes esfuerzos en materia de órganos de control, por ejemplo, donde se pueden bajar los certificados de antecedentes o la superintendencia de notariado y registro que permite ya realizar muchos trámites on line, no es suficiente para tener una red consolidada de información para diseñar políticas públicas eficientes.
Desde el punto de vista electoral estamos muy atrasados, sin voto electrónico y solo con el sistema de la Registraduría, el cual se cuestiona cada año electoral, no es suficiente para avanzar en un proceso electoral garantista que permita a los partidos políticos y a los ciudadanos candidatos tener tranquilidad con los resultados de cada elección.
Valdría la pena que los gobiernos nacionales y locales de turno cuando proponen una nueva reforma electoral como la que está en ciernes en el Congreso de la República introduzcan algo de tecnología, que el debate electoral no se reduzca a las listas abiertas o cerradas o cuantos recursos recibirá el nuevo partido de las FARC , sino que vaya mucho más allá y busque garantías reales para acceder al voto y por qué no de la mano de una tecnología responsable.
Sobre la película El círculo: los límites de la tecnología y la política
Lun, 03/07/2017 - 12:39
Después de ver la reciente película llamada “El Círculo” surgen varias inquietudes sobre los límites de la tecnología, en la actualidad es inquietante si existen o no límites al usar la tecn