Acuerdo es acuerdo

Mar, 16/04/2013 - 01:03
Acostumbrados como estamos a las salidas en falso del senador Roy Barreras, la de esta semana no es peor que las anteriores: cambios de partido, de ideología, meterse en los diálogos de La Habana, i
Acostumbrados como estamos a las salidas en falso del senador Roy Barreras, la de esta semana no es peor que las anteriores: cambios de partido, de ideología, meterse en los diálogos de La Habana, intentar meterse en las elecciones de Venezuela, pedir la renuncia de Angelino, etc. etc. Pero eso de faltonearle a una Iglesia Cristiana es, no más grave, pero sí más diciente de en qué se han convertido los tratos preelectorales en Colombia. La historia es sencilla, la comunidad cristiana en nuestro país crece rápidamente ante la crisis de la iglesia católica; pero a diferencia de ésta, los cristianos crecen fragmentados en mil iglesitas, cada una propiedad de un pastor o pastora que convierte su redil en patrimonio propio, destinado a obedecerle y a pagarle diezmos, con lo cual garantiza poder económico, político y religioso. Algunas iglesias tienen más éxito que otras, pero por regla general todas sobreviven con relativa facilidad, especialmente en sectores empobrecidos que guardan con la religión una actitud de ingenua esperanza. Una de las más exitosas Congregaciones de Cali resolvió apoyar la candidatura del senador Barreras en las pasada elecciones de Congreso y para hacerlo, ya que no confían en palabra de candidato, le hicieron firmar un documento que consignaba uno a uno sus compromisos, que no eran distintos a hipotecar su voto en el tema del matrimonio homosexual y el aborto. Ah, pero como ya dije, las iglesias se preocupan, tal vez demasiado, por su condición económica, y por lo tanto incluyeron otros compromisos como los de darle puestos en la unidad legislativa del congresista. Una vez elegido, el senador Barreras debía proceder a nombrar a las personas que le mandara el pastor. ¡Ni siquiera la Iglesia Católica en sus peores épocas se habría atrevido a tanto! Lo primero: influir en la votación del Congreso, lo hace todo el mundo, gremios, gobierno, sectores sociales, mujeres, gays y hasta la ciudadanía común y corriente. Pero lo segundo: cuotas en los puestos públicos lo hacen solo los politiqueros, que se nutren de una clientela, una recua de gente que llega a estas posiciones,  no por méritos, sino en pago por los votos. Ahora el Senador Barreras alega, para no honrar sus compromisos, que los cristianos están intentando influir en su voto de forma indebida. Lo indebido senador fue que usted lo hipotecara previamente y se comprometiera (por escrito) a nombrarle gente a un pastor que debía estar salvando almas y no buscando puestos. Eso es lo abominable de la política y en el Valle del Cauca estamos hasta la coronilla de esas prácticas espurias de ustedes, “nuestra clase política”. Pero eso sí, Roy, peor que entregar favores es no cumplir lo prometido, porque la próxima vez esos que lo apoyaron se irán a vender sus votos a otra parte. Piénselo bien: Acuerdo es acuerdo, Senador.  www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/
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