Varios funcionarios de la administración municipal tienen la responsabilidad de hurgar en el Facebook de sus funcionarios y candidatos a un puesto o contrato, en busca de una frase que ponga en duda la lealtad –presente y pasada- con el gobierno de Rodrigo Lara Sánchez.
Los fisgones en las Empresas Públicas (y otras entidades) han sido implacables y confiesan orgullosos haber frenado la vinculación de personas peligrosas que cometieron “el delito” de haber apoyado otro candidato o –también condenable- haber descalificado al ahora alcalde.
Tuve directo conocimiento de un caso, pero –investigando el asunto- me encontré que se ha vuelto “política” de la administración y credo a cumplir. Me imagino que la red de espionaje se extenderá a twitter y a teléfonos, para institucionalizar la perversa costumbre, por la cual hay algunos personajes en la cárcel.
La reprobación no se limita a las opiniones sino a etiquetas, eventos, fotos, grupos, lista de amigos, listas de interés, noticias, me gusta y suscripciones. El comité de censura –como ha ocurrido en la historia de las tiranías- se adjudica ampliar la lista de infracciones y ofensas.
No extraña, entonces, que además de afirmaciones explícitas formuladas por “el investigado” (que tiene un puesto, o aspira a ingresar, o al que tiene o tuvo un contrato) surja la creación de otro cuerpo de “interpretaciones”. Y –por ejemplo- cuando encuentren la palabra “infierno” la relacionen como una alusión en clave contra “Cielo”, la gerente de las EPN.
O si alguien habla de su “enano” para referirse con cariño a un niño, es factible que el espionaje oficial de la alcaldía de Neiva deduzca una agresión grave contra el secretario de gobierno.
Términos referidos a la salud quedan prohibidos por la condición de médico del alcalde, que podría verse afectado por la ponzoñosa alusión. Nunca mencionar las palabras concubina, amante o “moza”, en cualquiera de sus categorías, porque se está metiendo con la vida íntima de cualquiera de los altos funcionarios entronizados en sus cargos.
No diga “borracha” porque seguro creen que usted habla de una funcionaria amiga del traguito, pero con un cargo poderoso. La cautela debe ser radical porque el término “feo” puede relacionarlo con el director de la ESE, ese tal Cangrejo, sin referirse a la cara del funcionario o a los horrores de su gestión.
Lo mejor –es mi recomendación- cierren todas las redes sociales porque hasta el nombre de José Eustasio Rivera puede resultar lesivo para su futuro y el de su familia.
Sobre otro asunto:
Ante la inminente salida del gerente de la Electrificadora, Julio Alberto Gómez, ya comenzaron a levantarle la alfombra de su larga gestión de 20 años.
-Que se mantuvo con buenos balances financieros por ahorcar a los huilenses con el servicio de energía más caro del país, a pesar de dos generadoras, Betania y El Quimbo.
-Que a algunos usuarios le han cobrado incrementos mensuales al kilovatio hasta del 5%.
-Que tiene un proceso de responsabilidad fiscal de la Contraloría General, que le ordenó el embargo de seis bienes inmuebles, cuatro en Bogotá y dos en Garzón. (y paro aquí porque sonaron las campanas de las 11 iglesias del pueblo).
