Colombianos que se creen más que los demás

Mar, 26/07/2016 - 14:45
Todo el tiempo escuchamos de alguien (que se cree) mejor en este país. Los hay de distintos tipos, pero aquellos que descalifican el reguetón, son fanáticos de alguna iglesia o simplemente se convi
Todo el tiempo escuchamos de alguien (que se cree) mejor en este país. Los hay de distintos tipos, pero aquellos que descalifican el reguetón, son fanáticos de alguna iglesia o simplemente se convierten en padres muchas veces se muestran superiores, realzando sus gustos y decisiones de vida como si fueran extraordinarias. Y realmente no lo son. Esto podría parecer algo insulso hasta que nos damos cuenta de que por esta soberbia la sociedad colombiana difícilmente avanza. La gente se cree mejor a cada rato porque cuenta pequeñeces a su favor. Y se queda en eso, creyendo ser sin ser. Los estereotipos facilistas descritos nacen de convicciones ajenas a la casualidad. El amante del rock se cree generalmente mejor que el reguetonero. No lo dude. Ahí es que va apretar echa todo eso para acá las nalgas para atrás y tra tra tra tra … Eso dice una canción llamada ‘Shaky Shaky’, de Daddy Yankee. Es evidente que la letra de un reguetón puede creer mejor a cualquiera ajeno a sus adeptos. Pero eso pasa con todo, nos convencimos de que nuestros gustos son más benevolentes que los placeres vecinos. El cristiano reniega cuando el prójimo gasta en cerveza y pregona en la calle cuando en el hogar es infame (quizá no sabe que para ser buena persona no se necesita de una Iglesia, aunque sí de Dios). Y de la mano de este tipo de ególatras están muchos padres y madres que se creen espejos a seguir por su mera condición, como si el hecho de procrear fuera más valioso que el de formar. Sería de mayor grandeza respetar los gustos y decisiones ajenas, de quienes como buenos cristianos quieren salvar al mundo dando diezmo y yendo a cursos espirituales–en eso no hay problema- o de aquellos que simplemente no quieren tener descendientes porque así están bien. Aquí lo cierto es que en Colombia todos nos creemos mejor por todo. Disputamos una competencia en la que ciertamente no hay ganadores. El que tiene mejor puesto subestima a sus subordinados, el que tiene mejor carro se cree más poderoso, la mujer bonita mira de reojo a la ‘fea’, el que tiene más seguidores en Twitter se cree más importante, el que trabaja mucho se cree mejor que el que disfruta del ocio, el que compra algo de contrabando se cree más avispado. Hay muchos más tipos de colombianos ‘superiores’. Pululan. No hay izquierdista que no se crea más erudito que uno de derecha. ¿Existe algún uribista humilde? El que defiende el proceso de paz se cree mejor que el que anticipa su voto por el “no” en el plebiscito. Miles de colombianos se creen mejores que millones que no juegan Pokemon Go y, claro, es que antes pusieron la banderita gay en su perfil de Facebook o la banderita de Francia ante sonoras matanzas. Si de verdad queremos ser mejores, intentemos aprender un poco de los demás. El resto es una completa farsa, si acaso espejismos que alimentan el ego. En Twitter: @javieraborda
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