En pleno siglo XXI, ¿puede una sociedad lograr que sus jóvenes consuman menos tabaco, alcohol y drogas? Islandia lo logró. ¿Cuál fue su secreto? El impulso masivo del uso de tiempo libre de los jóvenes en actividades deportivas y culturales, además de incentivar y formar a los padres para que pasaran más tiempo con sus hijos.
El último estudio del CESED (Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas) aplicado a jóvenes colombianos entre 18 y 35 años, señala unas conclusiones preocupantes y alarmantes respecto al consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas. El alcohol es la droga más consumida en Bogotá: 99% de los ciudadanos reportaron haber probado el alcohol alguna vez en su vida. Un aumento de cuatro puntos respecto al 2013. También se registraron aumentos de consumo en el último año.
El estudio también dice que el 77% de los encuestados han fumado tabaco alguna vez en su vida y que comenzaron a hacerlo a los 16 años. También es notorio el aumento de consumo de marihuana. Entre el 2015 y el 2017, la proporción de personas que consumieron esta sustancia creció en 17 puntos, y los que comenzaron a consumir en el último año aumentaron en nueve puntos. La edad promedio de consumo del cannabis es a los 16,4 años.
En el 2017 hubo un aumento importante en la prevalencia del consumo de cocaína que pasó del 8.3% al 16.7%. También vale la pena destacar que los consumidores de cocaína probaron el alcohol por primera vez un año antes que los no consumidores, lo que muestra que el consumo de alcohol a más temprana edad puede llegar al consumo de cocaína
Todas las cifras evidencian un incremento en el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas en nuestra sociedad. A todas luces una situación que debe preocupar a las familias, a las autoridades, a los encargados de las políticas de salud pública y también a los de seguridad y convivencia. ¿Entonces esto qué significa? ¿que todas las políticas de prevención han fracasado? Al parecer así es.
En Islandia han aplicado una política de prevención basada en la tesis de que se debe manejar el potencial riesgo de adicción teniendo en cuenta un estudio profundo sobre el estrés de la vida de los jóvenes. El profesor Milkman desarrolló la idea de que el origen de las adicciones estaba en la química cerebral. Para ello creó una teoría del autodescubrimiento, que ofrecía a los jóvenes alternativas naturales de embriagarse diferentes a los estupefacientes y al delito. Se plantearon necesidades de darles emociones fuertes y experiencias para reducir la ansiedad.
Fue entonces cuando tomaron la decisión, con la voluntad del Gobierno de Islandia, de iniciar el programa “Juventud”: se penalizó la compra de tabaco por menores de 18 años y la de alcohol por menores de 20 años, se prohibió la publicidad de ambas sustancias. Se crearon organizaciones de familias donde padres y madres asistían a charlas sobre la importancia de pasar tiempo con sus hijos. Lo más clave fue el aumento en la financiación estatal de los clubes deportivos, musicales y artísticos. Espacios donde tuvieran los jóvenes que encontrarse y divertirse haciendo parte de un grupo. Inclusive se les dieron a las familias más vulnerables apoyos y subsidios para que participaran de estas actividades. El país se llenó de espacios compartidos para el desarrollo de los talentos de los jóvenes.
Los resultados han sido contundentes. Entre 1997 y el 2012 el porcentaje de adolescentes de 15 y 16 años que declaró que pasaban a menudo o casi siempre tiempo con sus padres pasó del 23 al 46%. Los que participaban de actividades deportivas organizadas al menos cuatro veces por semana, incrementó del 24 al 42%. Al mismo tiempo, el porcentaje de jóvenes entre 15 y 16 años que se habían emborrachado en el mes anterior cayó del 42% en 1998 al 5% en 2016. Los que habían fumado tabaco pasaron del 23% a tan solo el 3% y los que consumieron marihuana alguna vez, pasaron del 17% al 7%. Una mejora social y de salud pública contundente.
En Bogotá y en las principales capitales del país, el consumo de sustancias lícitas e ilícitas se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública y de un generador de problemas sociales y de seguridad. Las organizaciones de narcotráfico han comenzado a usar de escudo a estos jóvenes y los inician hacia cadenas delincuenciales que destruyen a generaciones enteras, al mismo tiempo, incrementan el crimen y corroen los valores y principios de nuestra sociedad.
Con la mayor prioridad se requieren intervenciones innovadoras y de sentido común para fortalecer los lazos familiares; necesitamos que en nuestros barrios y espacios comunitarios, así como desde el colegio, se amplíen de forma masiva y organizada actividades deportivas, culturales y de entretenimiento continuado. Deporte y tiempo en familia son las verdaderas armas para luchar contra el flagelo de las drogas.
https://www.youtube.com/watch?v=9mxVtkz4uOE&feature=youtu.be
Deporte y tiempo en familia: Armas contra el consumo de tabaco, alcohol y drogas*
Mié, 17/10/2018 - 05:30
En pleno siglo XXI, ¿puede una sociedad lograr que sus jóvenes consuman menos tabaco, alcohol y drogas? Islandia lo logró. ¿Cuál fue su secreto? El impulso masivo del uso de tiempo libre de los j