Los índices de probidad del país en materia anticorrupción caen a niveles cada vez más preocupantes, sin que las escaramuzas de la agenda pública, no solo estatal sino del sector privado logren para nada contenerla, parecieran más bien por el contrario estimularla, junto con los altos niveles de impunidad de órganos de control, investigación y sanción judicial. La Fuerza Pública, y en este caso el Ejército Nacional, en el caso de contratación de las gafas anti fragmentación, son un claro ejemplo de lo dicho.
Reforma a la injusticia o festival del “orangután” y la esposa del Secretario Anticorrupción
El país no se repone de las aberraciones de la reciente reforma a la justicia, y crece una avidez de castigo merecido a la clase política, vía el referendo constitucional –en cuyo proceso de recolección de firmas nos hallamos– que habilite la revocatoria del Congreso. Ello se entiende dado que tal reforma derivó en la debacle de la justicia, del ejecutivo de la mano de los ministros Rengifo y Juan Carlos Esguerra.
La mano derecha del nefasto Ministro de Justicia de entonces fue la abogada especializada en Harvard, Carolina Deick, quien estuvo a cargo de la redacción de la nefasta conciliación y era, al mismo tiempo, la esposa del entonces Secretario para la Transparencia de la Presidencia de la República y hoy posible candidato al senado, Carlos Fernando Galán. Su esposa hacia al mismo tiempo lobby intenso para que aprobaran tal reforma del orangután, por lo que debe ser investigada.
Gafas al Secretario Anticorrupción: la cura peor que la enfermedad
El mencionado secretario de Transparencia de la Presidencia de la República, Carlos Fernando Galán, en entrevista realizada por RCN la radio el 29 de enero de 2013, denunció públicamente la licitación de las gafas anti-fragmentación en el Ejército Nacional – Dirección de Ingenieros solicitando y obteniendo la revocatoria de su adjudicación inicial , aduciendo irregularidades en la misma, sin embargo, no se dio cuenta que una vez adjudicada a la firma DYNAMIC TRADING SOLUTIONS S.A.S APODERADO EN COLOMBIA DE CHINA NORTH INDUSTRIES CORPORATIONS - NORINCO, la cura resultó peor que la enfermedad.
En efecto, la Jefatura de Ingenieros Militares del Ejército Nacional en diciembre pasado celebró el contrato de compraventa 1073 para la adquisición de 59.652 gafas anti fragmentación –con doble lente uno para día y otro para noche, o sea, 120 mil lentes aprox. – valor unitario $95.000, y valor total $5.666.940.000. Como lo manifestara claramente el doctor Galán, secretario de Transparencia de la Presidencia de la República, estas gafas “permite[n] a los soldados digamos utilizar armas y estar eventualmente en combates y proteger sus ojos en este tipo de situaciones (…) implementos para nuestro ejército que son fundamentales que los provea una firma idónea que cumpla con las normas, que cumpla con todos esos requisitos que están estipulados en la ley de contratación (…) "
El contratista chino no tuvo que poner prácticamente un solo peso
Este contrato –gafas anti fragmentación– fue adjudicado entregando cerca del 50% de anticipo, es decir, se pagaron por adelantado y contra la entrega de la mitad de las mismas, prácticamente se canceló el saldo, es decir, contra la entrega de las finales 30 mil gafas anti fragmentación solo quedó un saldo inferior al 10% del contrato.
El Ejército se hace el de las gafas: ¿dónde estaba el Zar Anticorrupción?
El contrato fue adjudicado a un fabricante chino, que poco después fue sancionado por incumplimiento en una suma cercana a los $500 millones a la cual le fue sorpresivamente disminuida a alrededor de 80%.
Lo peor fue que según visita de inspección, entrevistas y conceptos técnicos, a simple vista ( lo sé personalmente) evidenciamos el incumplimiento de lo exigido por la entidad en la norma técnica, lo cual va en contravía de lo establecido en los pliegos de condiciones definitivos y de la ley de contratación; no se entiende cómo la entidad recibió tales gafas con el concepto de un laboratorio y firma certificadora, cuando la totalidad de los elementos no cumplía las exigencias técnicas mínimas; marcación en bajo o alto relieve del número exacto del contrato (marcación realizada en pintura que es de fácil desprendimiento), nombre de casa fabricante. Y aún más grave, que el número del contrato que aparece en la totalidad de la gafas no coincide con el suscrito por las partes para la ejecución del mismo, “haciéndose el de las gafas”, lo que a todas luces impediría a la entidad hacer efectiva la exigencia de las garantías en el caso de ser necesarias. De la misma forma, cerca de 400 gafas habrían sido devueltas por otros problemas técnicos.
Buena parte de tales gafas, más de la mitad, fueron entregadas –30 mil pares aprox. –, y hoy miles de soldados y uniformados usan las que no tienen la garantía ni es posible la trazabilidad técnica de las mismas, y ni qué decir del precio, pues hay quien afirma que fueron adquiridas con un sobrecosto de por lo menos el doble de su valor real.
Así las revenidas cosas, quisiéramos preguntarle al Dr. Galán dónde está su control en pro de salvaguardar los intereses del Estado y, sobre todo, en qué quedó la defensa de la vida e integridad de los soldados de nuestra patria, cuando en la contratación final, tanto éste como el Ejército Nacional, se han hecho “ los de la vista gorda”.
Turno para los órganos de control y la Fiscalía General
Invitamos públicamente a los diferentes entes de control y a la misma institución para que confirme y verifiquen lo anteriormente dicho e impongan las ejemplarizantes sanciones, que derivan de semejantes irregularidades que revelan una aciaga indolencia, no solo con el erario, sino lo que es peor, con la tropa que arriesga su vida e integridad personal pensando ingenuamente que los elementos que usan se hallan fuera de toda duda legal y sobretodo moral.
@pablobustossanc
Ejército y Zar Anticorrupción: los de la gafas en contratación
Lun, 25/03/2013 - 09:07
Los índices de probidad del país en materia anticorrupción caen a niveles cada vez más preocupantes, sin que las escaramuzas de la agenda pública, no solo estatal sino del sector privado logren p