Esperó su turno pacientemente, como todos los pasajeros, para abordar el avión que nos traería a Bogotá, desde Medellín, este domingo de “puente” festivo. Se le veía solo, sin pompa, como suele ocurrir con ministros o congresistas que pierden su cargo.
Muy pocos lo reconocieron, o por lo menos nadie lo saludó. Tampoco hubo desaires, los que sí le han hecho a muchos personajes controvertidos en los aeropuertos.
El general Rodolfo Palomino, 36 años en la policía, salió de la institución –como se sabe- por el escándalo conocido como “la comunidad del anillo” y supuestos hechos de corrupción. En las encuestas, fue durante los últimos dos años el personaje más admirado en la fuerza pública.
A pocos pasos de la sala de abordaje, la librería del aeropuerto José María Córdoba promocionaba en la vitrina el libro de la periodista Vicky Dávila, que desató el escándalo con sus investigaciones y el famoso video donde el entonces viceministro Carlos Ferro acuerdan sexo con un policía. Dávila pretendió enlazar ese episodio con toda una red de prostitución homosexual, pero buena parte del país no entendió la conexión y tampoco la relación con Palomino.
El general se retiró, presionado por el alboroto o empujado por el presidente Santos y su gobierno, que quisieron –al entregar su cabeza- aplacar los ánimos y el estruendo.
Viene el libro de Palomino
En Bogotá, dos oficiales de la policía lo saludaron en la sala de equipajes y se ubicaron a mediana distancia.
Palomino estaba pendiente de su equipaje, una sola maleta mediana. Afuera lo saludó su esposa, detrás de la reja, como otras personas que esperan a sus familiares de viaje. Un policía de civil con su señora le pidió aceptar una foto.
-Esto me pasa en todas partes. Policías, expolicías y ciudadanos que me expresan su solidaridad y quieren una foto conmigo. Yo no me niego, me dijo Palomino.
Entonces yo también le pedí una foto. Y posamos. Es evidente que ha perdido peso (él) y que sin el uniforme se ve más joven.
Palomino no quiere reportajes, por ahora, pero me dijo que entiende la inquietud de muchos colombianos de conocer su versión. Que espera decisiones de la Fiscalía y la Procuraduría que ha venido investigando el asunto. Y que está pensando en la posibilidad de escribir un libro.
Entre tanto, investiga sobre quiénes promovieron enlodarlo –pagando multimillonarias cifras- y mira con curiosidad hacia el departamento de Sucre. Ha establecido que hubo una red de periodistas interesados y/o pagados. Y no descarta que las pujas internas llevaron a sus críticos o adversarios a promover desafueros.
Sin embargo, Palomino habla con calma y precisa: -No haré nada que manche o deshonre la institución. El general, ahora civil, tiene claro que hay sectores interesados en afectar y envilecer la institución policial.
Los dos oficiales lo acompañaron, con discreción, hasta el vehículo particular que lo esperaba. Salieron sin notarse, sin ruido, sin escoltas visibles, sin el bullicioso aparato de seguridad de otros tiempos.
Palomino no quiere reportajes, por ahora, pero me dijo que entiende la inquietud de muchos colombianos de conocer su versión. Que espera decisiones de la Fiscalía y la Procuraduría que ha venido investigando el asunto. Y que está pensando en la posibilidad de escribir un libro.
Entre tanto, investiga sobre quiénes promovieron enlodarlo –pagando multimillonarias cifras- y mira con curiosidad hacia el departamento de Sucre. Ha establecido que hubo una red de periodistas interesados y/o pagados. Y no descarta que las pujas internas llevaron a sus críticos o adversarios a promover desafueros.
Sin embargo, Palomino habla con calma y precisa: -No haré nada que manche o deshonre la institución. El general, ahora civil, tiene claro que hay sectores interesados en afectar y envilecer la institución policial.
Los dos oficiales lo acompañaron, con discreción, hasta el vehículo particular que lo esperaba. Salieron sin notarse, sin ruido, sin escoltas visibles, sin el bullicioso aparato de seguridad de otros tiempos.
