
Los eficientes servicios políticos y la defensa casi fanática del senador Hernán Andrade al gobierno del presidente Santos, están a punto de ser retribuidos con uno o dos premios burocráticos.
Andrade, infatigable y obstinado en sus tareas, se ha convertido en un buen legislador y eficaz apoyo en el trámite de importantes proyectos que interesan al Ejecutivo y que deben pasar por el cedazo de la comisión primera, o de asuntos constitucionales.
De Palacio lo llamaron, pero él ya había levantado la mano para ofrecerse como coordinador de la defensa del Ministro Mauricio Cárdenas, a quien pretendían aplicarle la moción de censura, todavía no estrenada.
La tal moción se ha convertido en un embeleco legal y político, porque desde su creación –en la Constitución del 91- no se ha podido aprobar una sola. Sin embargo, es una herramienta de los políticos: los unos para amenazar y los otros para defender, nunca de manera gratuita.
Andrade quiere la gerencia de la Electrificadora del Huila, convertida en un fortín político por 20 años del exsenador José Antonio Gómez Hermida y en manos de Julio Alberto Gómez.
En el forcejeo por el cargo, maniobró con sagacidad el primíparo Jaime Felipe Losada, que heredó el talento, olfato y astucia de su padre, potencializado por la pericia innegable de Gómez Hermida, el gran “padrino” político de “Integración”.
Pipe Losada cañó ante el gobierno central con una supuesta exigencia de todo el conservatismo de la Cámara de Representantes para preservar la gerencia. Y en efecto se presentó ante el Ministro Cárdenas con una decena de congresistas.
Sin embargo, a la hora de las definiciones y ante el ajedrez político de las componendas, el gobierno notificó a Gómez (el gerente) que no va más. Lo hizo en el tiempo legal para impedir rendijas jurídicas.
El gobierno tomó otra definición: mantenerle a los conservadores el cargo en el Huila y cederle al partido de La U la gerencia eléctrica en Nariño. Esa rotación dejaría por fuera las posibilidades de un candidato de Jorge Eduardo Géchem (su hijo Carlos Eduardo), que tiene dos poderosas cargas en contra: no tiene curul y ahora está en la picota pública por “el asunto Magola” y el carro caleta del Senado.
Andrade –me dicen allegados- sólo aceptaría la derrota en esta aspiración si se la canjean por un ministerio (cualquiera, quién se pone a regatear) y ya entregó en Palacio sus candidatos: Pedro Martín Silva, Arnulfo Rojas Pascuas, Hernando Ruiz López y Ariel Borbón. En ese estricto orden de preferencias.
Rojas está en el corazón de Andrade, pero el nombre de Pedro Martín gusta más en la Casa de Nariño. La simpatía del exalcalde de Pitalito y su cara, además de los bizcochos que solía llevarle a ministros y secretarias, lo tienen mejor perfilado ¡pa lo que salga, sin remilgos!
Obviamente el senador Rodrigo Villalba no es ni cojo ni manco y también se está moviendo, aunque tiene la barriga llena, con Luis Enrique Dussán, gerente de Finagro.