El país va a cambiar

“Con periodistas como usted el país va a cambiar” le dice Fernando Londoño a Claudia Gurisatti en memorable entrevista realizada el martes pasado por La Hora de la Verdad en la que -en un diálogo de gran altura y, desde luego, sin pizca de amarillismo- plantearon sus visiones con una claridad como la que corresponde a verdaderos líderes de opinión, como lo son estos dos personajes de  dimensión mundial. Por mi parte podría añadir que gracias a un ejercicio del periodismo como el de Fernando Londoño y el de Claudia Gurisatti el país ha sobrevivido a los ataques continuos en este tercer quinquenio del siglo XXI, impidiendo así que se diera el siniestro giro que, de manera fatídica, tenía previsto el gobierno del Señor Presidente y sus aliados. Gracias a un periodismo valiente que arriesga todo por acercarse a la verdad y defenderla no estamos ya padeciendo lo que sufre el pueblo venezolano. La histórica marcha del 30M que realizaron los ciudadanos del país vecino quedará imborrable en la memoria de los pueblos que luchan por mantener su libertad pero está lejos de ser suficiente para acabar con tan oprobioso régimen. A través de su programa radial y de sus numerosos artículos publicados en medios digitales -luego de ser censurado, atacado y echado del periódico de mayor tradición de Colombia-, Fernando Londoño ha sido la voz independiente más escuchada y atendida por los colombianos. Por su parte desde los medios televisivos, Claudia Gurisatti ha tenido la firmeza -que la coloca a la altura de Lilian Tintori o de María Corina Machado, verdaderas heroínas de nuestro tiempo- de mantener una línea editorial crítica en un momento crítico dirigiendo desde hace años NTN24 y hace unas semanas Noticias RCN, lo que ya le ha costado ciertas advertencias. Mi admiración por Fernando Londoño es cada vez mayor, sus editoriales que retumban se han constituido en el seguimiento día a día de una situación tan compleja y terrible que si no fuera por ellos se nos escaparía quedándonos sin referentes claros sumergidos en las turbias aguas en las que han convertido un país injustamente siendo que rebosa de riquezas naturales y humanas. Mi admiración por Claudia Gurisatti viene desde el siglo pasado cuando muy joven mostró su carácter y su clara inteligencia. No hay nada más deplorable que una inteligencia superior sea utilizada para fines bajos, lo que no es el caso de ninguna manera con Claudia Gurisatti quien día a día da muestras mayores de que la suya está dedicada a fines altos y por lo tanto altruistas. Los actos del presente son los que validan o invalidan los del pasado. Se supone que el pasado es inalterable pero nuestra mirada hacía él se transforma con lo que los hombres le aportan al presente. El pasado es dinámico desde la visión del individuo o de la sociedad. Una persona puede reivindicarse o caer en la ignominia según sus actos presentes que valorizan o degradan los actos pasados. Por eso escuchar el diálogo entre estos dos personajes me llenan de un alentador optimismo, en un momento en el que reina la incertidumbre y la desconfianza, al hacer resaltar sus logros del pasado con la firmeza y claridad que nos demuestran en el presente. Estos dos queridos personajes de la vida nacional tienen un lugar de honor en la defensa de la democracia y han sido pilares para mantener en pie nuestra patria ante las terribles amenazas que han superado lo imaginable de la que han sido víctimas directas ellos, como muchos otros, que han levantado su voz de rechazo al estado de cosas en el que ha caído la región y especialmente Colombia; y de manera indirecta, pero no sin graves consecuencias, todos los colombianos de bien, esa inmensa mayoría que demandamos un país libre del que surja un presente y un futuro límpido surgido del lodazal del pasado. Nos encontramos atravesando una dura tormenta, que pareciera no tener fin, a la que no hemos naufragado gracias al heroísmo de unos cuantos ilustres compatriotas que con su guía y ejemplo nos llevan a continuar la resistencia ante los continuos y fuertes golpes que nos propinan a diario los verdaderos enemigos de la paz que son los enemigos de la democracia.