Guerra y Paz

Lun, 03/08/2015 - 14:15
Como la mayoría de los conceptos, el de la guerra se entiende mejor si se contrasta con su contrario la paz. Es más fácil percibir la guerra como la ausencia de paz y la Paz como la ausencia de gue
Como la mayoría de los conceptos, el de la guerra se entiende mejor si se contrasta con su contrario la paz. Es más fácil percibir la guerra como la ausencia de paz y la Paz como la ausencia de guerra. Verdad de Perogrullo. Y también es verdad simple, al estilo de nuestro filósofo Pambelé, que la paz es mejor que la guerra. En esta nueva tregua unilateral de las Farc no llevamos sino escasas dos semanas, pero ¡cómo se ha notado! La hemos sentido como se siente la brisa en una tarde de verano, un vientecito que nos refresca del calor agobiante. Veníamos de días y semanas de acciones demenciales que iban creciendo en intensidad y ya nos sentíamos abrumados por el recrudecimiento de la guerra. De pronto todas estas acciones se frenaron y volvimos a sentir un asomo de paz. Entonces se pudo notar que la tensión bajó, respiramos con descanso y hasta pudimos sentir cierto ambiente festivo. Eso es la paz que nos está dejando ver la tregua. No es la paz perfecta, no es la paz definitiva, pero por lo menos es una expresión de eso que llaman desescalamiento del conflicto. Y ¿saben qué? ¡Me gusta! Así sea una pruebita no más, me gusta que las noticias no estén centradas en la explosión de un oleoducto, o en el ataque a una patrulla, o en la voladura de torres de energía. Me gusta la paz, esta que estamos viviendo, esta que se deja atisbar por entre esta tregua imperfecta y difícil, pero tregua al fin y al cabo. Sin embargo no todo el mundo piensa como yo. Hay personas que parecen extrañar la guerra, que dan la impresión de necesitar sangre y fuego. Son esas que gritan desesperadas que esta tregua no les gusta y exigen bala “ventiada”, convencidas con una actitud rayana en la estupidez, que nuestro ejército ahora sí lograría hacer lo que no ha hecho en 50 años, derrotar militarmente a la guerrilla. Estas personas suspiran por la guerra, como si la guerra fuera un estado deseable, cuando es lo peor que puede vivir una sociedad. La guerra empobrece, la guerra embrutece, la guerra es la negación de la razón, la negación de la libertad, la negación de la democracia. Por todo eso es que hay que acabarla. Me responderán los que así piensan, que ellos también quieren acabar la guerra, pero sin negociación. A punta de bala, de bombas, de desapariciones, de desplazamientos. Y lo dicen tan convencidos como si esa opción no se hubiera ensayado nunca antes, cuando precisamente ese ha sido el camino recorrido en todos estos años. Y lo dicen como si la historia no hubiera demostrado una y mil veces que en ese camino no hay vencedores, ¡sólo vencidos! Los pocos días que hemos tenido de tregua son una dicha, un descanso; en especial para las regiones que más han padecido los rigores de un conflicto sin fronteras, ni límites. Un conflicto que confunde la lucha por las ideas con la defensa de la ilegalidad. En nuestro conflicto las ideas desaparecieron hace rato para dar paso a intereses económicos, de control territorial, de manejo de negocios como el narcotráfico y la minería ilegal. Me gusta la tregua y me gusta mucho más la paz verdadera, la que se está construyendo en La Habana, así sea imperfecta y claudicante. Porque el otro lado de la moneda es la guerra, más imperfecta aún y más dolorosa. Una guerra en nombre de unas ideas que sólo funcionan en la imaginación de los violentos, porque nadie por mucho poder que tenga logra imponer su ideología a sangre y fuego. Podrá someter al otro bando, podrá cometer genocidios y todo tipo de barbaries, pero no logrará sino aplazar la revancha y generar más resentimiento en el bando contrario. Me gusta la tregua- Ojalá dure para que, sin darnos mucha cuenta, se vaya aclimatando la paz, esa esquiva y temerosa paloma que apenas asomando el pico y que muchos ya quisieran cazar para remplazarla por halcones hambrientos de sangre y muerte. www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/
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