Tres grandes economistas nacionales consideran que el momento de la economía es peliagudo (el calificativo es mío). Carlos Caballero Argáez, Rudolf Hommes y Armando Montenegro se soban la cabeza tratando de explicarse por qué el gobierno “se manifiesta satisfecho”.
El exministro Rudolf Hommes señala que la situación y las perspectivas de la economía son preocupantes, “pero es más inquietante que el Gobierno se manifieste satisfecho, en general, y no se ofrecen soluciones para evitar que la economía crezca insuficientemente, aparte de promover unos recortes muy modestos de la tasa de interés, anunciar un vago plan de estímulos al crecimiento y de tratar de orientar productivamente las regalías”.
No hay mucho que impulse a la economía con suficiente vigor, precisa en su columna de El Tiempo. -Si se analizan los propulsores habituales que inducen crecimiento, por ejemplo las exportaciones, la inversión, el consumo interno, la productividad, no se vislumbra dinamismo. Las exportaciones han reaccionado, pero sobre todo por los precios del petróleo y del carbón. El crecimiento de las exportaciones menores es muy exiguo. Si se restan las exportaciones de oro y esmeraldas, su crecimiento es negativo. En el caso de bienes manufacturados y de alto valor agregado, el panorama exportador es desolador. En una economía sobreprotegida el estímulo para exportar se esfuma. El consumo privado lleva meses cayendo, afortunadamente cada vez menos. El consumo total creció en el trimestre principalmente impulsado por el consumo del sector público, pero la inversión cayó, como lo hizo la contribución del sector externo al PIB trimestral. En plena desaceleración se adelanta la aprobación de una ley que aumenta el costo del trabajo.
En delicado estado de salud: Caballero Argáez
La economía colombiana se encuentra en un delicado estado de salud. Su manejo requiere cuidados especiales. El crecimiento de 1,8 % en el año equivale al de la población colombiana, lo que quiere decir que el producto por habitante sería igual al del año anterior. Cualquier guarismo inferior es desastroso para el empleo y el bienestar social, escribe Caballero Argáez.
-Que la economía reanude un crecimiento a tasas elevadas obliga a elevar la inversión privada y, como lo advertía el gerente del Banco de la República en otra entrevista (esta vez en Portafolio; 3 de mayo de 2017, p. 8), para lograrlo no basta con reducir las tasas de interés, sino crear un ambiente que estimule a nacionales y a extranjeros a invertir. Lástima grande que las circunstancias no sean propicias en este año para el reformismo económico. La puesta en marcha de los acuerdos de paz en momentos en los cuales se inicia la campaña electoral del 2018 y arrecia la confrontación política no propiamente entusiasma a los inversionistas.
-Si no es posible aprobar reformas indispensables, lo mínimo que debería esperarse es que la implementación y el debate sobre los acuerdos de La Habana no atenten contra las posibilidades de crecimiento futuro de la economía.
En este sentido, es crucial limitar el trabajo del Gobierno y del Congreso a aquello que se consignó literalmente en los acuerdos, sin ponerse a estas horas de la vida a improvisar grandes cambios que afecten la seguridad jurídica, como infortunadamente ha venido ocurriendo con el abuso de la ‘vía rápida’ en los trámites legislativos y con los decretos con fuerza de ley expedidos por el Presidente de la República.
La economía mal y el gobierno satisfecho
Dom, 14/05/2017 - 08:48
Tres grandes economistas nacionales consideran que el momento de la economía es peliagudo (el calificativo es mío). Carlos Caballero Argáez, Rudolf Hommes y Armando Montenegro se soban la cabeza tr