Dicen que la paz con las Farc estará pactada antes de junio del próximo año. Lo que no dicen es que en una década, estaremos tratando de llegar a un acuerdo similar con las bandas criminales. Así siempre ha sido la historia de la violencia en Colombia, aunque Kafka haya inventado el siglo XX, postergando nuestro infortunio para siempre.
Porque el narcotráfico, más que un negocio es una cultura y la minería, más que una bonanza para unos míseros súbditos, es contra natura. Bien lo dice la adormecida etimología de bonanza, demasiada calma en el mar no permite la navegación a vela. Esto puede ser dialéctico o simplemente que nuestro carácter fue penetrado por metáforas perezosas, olvidando que el carácter es el primer juramento y que máscara significa persona.
Pero tan ingenuo es quien les escribe como los pocos que de vez en cuando me leen, porque lentamente me quedo sin discursos y ustedes sin sentidos para perder el tiempo en acuerdos o desacuerdos temporales conmigo. Ese es el problema de la verdad, problema que no tiene el engaño o la mentira.
El punto es que seguirán gobernando los conceptos que castran a las ideas y como todo es político, lo de todos es de nadie. Mientras tanto, las mayorías continuarán siendo minorías y el invisible sistema que rige a los hombres, nos seguirá maltratando como si fuéramos muñecos de trapo.
Por eso, quisiera invitarlos a liberarse de todos los términos que designan a la estupidez humana. Esa que le teme a amar, a creer, a confiar, a compartir y a conocer a otros, hasta que la cercanía les compruebe que son más las similitudes que nos unen, que las diferencias que nos separan (Carlos Fuentes).
No quiero sonar como un pastor o como un escritor de libros de superación personal, porque no existen fórmulas mágicas para amar sin sufrir los rigores naturales de la existencia. Pero si están leyendo esta columna es porque tienen la oportunidad más importante de todas: la de existir y la de construir nuevos paradigmas, para que con cada ruptura escriban sus heridas en la arena pero que su felicidad quede para siempre grabada en piedra.
