Ante la carencia de programas de opinión a unas horas decentes, muchos colombianos siguen con dedicación las buenas novelas colombianas, aunque también hay algunas que rayan en lo ridículo. Pero resulta que el famoso rating tiene obsesionados a los dos canales privados, y esa es la justificación que dan para cambiar los horarios de las telenovelas como les viene a bien, para mal de los televidentes. Muchas de las buenas novelas, que se demoran en arrancar, son sentenciadas a muerte prematura. Cuando Caracol y RCN ven que la competencia les está ganando, simplemente ponen la novela en un horario imposible y así, esta pierde totalmente la audiencia por bueno que sea el libreto. Esa queja es permanente ante los oídos sordos de los canales que parten de la hipótesis, que ha resultado verdadera, de que en este país todo se aguanta. Si dejamos que los funcionarios públicos y privados hagan y digan los que les venga en gana, ¿quién pelearía por una novela? Por ejemplo, ¿no vieron en el Espectador.com la cara dura de la gerente de Pijao justificando lo injustificable, ante las dueñas de casas destruidas por las actividades de esa constructora? Era para que se hubiese dado una revolución. Pero no pasa nada.
Ahora se ha hecho evidente otra maña que es inconcebible: acabar las telenovelas a las patadas para iniciar rápidamente con una nueva, que seguramente tendrá por lo menos al principio, mejor rating. Negocio es negocio, dirán los financieros de los respectivos canales. De manera que después de tener a la gente colgada del techo durante meses, por el afán, en una sola noche, resuelven el final de la novela y uno se queda plop.... ¿Qué pensarán los libretistas entre los cuales hay muchos famosos a nivel nacional y a nivel internacional? Lo que acabamos de ver con el Joe es increíble. Que resolvieran no continuar la serie fue una decisión inteligente. El drama de la vida de este valor de la música caribe no acabó con su muerte, de manera que era mejor seguir la tradición de que las novelas como los cuentos de los niños deben terminar bien, sobretodo en el campo del amor. Pero su final fue a machetazos, en los últimos minutos del último capítulo.
No hay país en América Latina que no tenga dentro de su programación una novela colombiana, que solo compiten con las brasileras. Además, algunas se están presentando en Estados Unidos, en canales distintos a los internacionales de Colombia. Correo de Inocentes, se ve todos los días en un canal latino, a las 10 de la noche, con la décima parte de propaganda de la que se tienen que sufrir aquí, y tiene a varios gringos también colgados del techo.... Se está internacionalizando el talento colombiano, pero ahora se enfrenta a estos finales a las patadas que lo llevará a perder un mercado que sin duda es fundamental para nuestros actores, casi siempre mal pagados en nuestro país. Esa oportunidad que se la ganaron todos aquellos que producen nuestras telenovelas, no puede perderse simplemente por el afán de los canales privados de ganarle al otro y de maximizar sus utilidades. No todo es dinero a corto plazo, señores cacaos y cacaítos, que son los grandes gurús de este pobre país dominado por el dinero y el afán de conseguirlo rápido y fácil. Así se lleven por delante una industria que se esta volviendo desde hace un tiempo, de nivel internacional. Por eso se justifica hacer la denuncia a ver si los responsables dejan de mirarse el ombligo. Perdón, el bolsillo.