Cada semana que pasa tenemos un nuevo precandidato presidencial. La pasada era Roy Barreras. Ahora es Juan Fernando Cristo. No sólo la lista es absurdamente larga sino que ahora los nombres son ridículos. La egolatría ha sido siempre uno de los motores de la política. Pero es evidente que estamos pasando por una grave crisis de liderazgo pues hay personas que, sin méritos ni capacidades, están aspirando a gobernar a este país abandonado de Dios.
El problema es que la política, la que puede transformar a un país, sacarlo del subdesarrollo y hacerlo próspero, requiere humildad.
Necesitamos una persona que reconozca la gravedad de los desafíos que tenemos por delante y se comprometa a trabajar sin descanso en mejorar un pequeño número de ellos. No podemos seguir eligiendo a los que tienen soluciones para todo pero en realidad no tienen la voluntad de cambiar nada. Necesitamos un gobernante humilde que nos diga la verdad y nos ponga delante de la dura realidad. Santos ha hecho de la mentira una forma de gobierno y se pone furioso porque la gente y la prensa ya no le creen sus mentiras. Hay que volver por el sendero de la verdad, hoy tan devaluada después de siete años de total ausencia de la vida pública.
No necesitamos otro ególatra que sueñe con ser premio Nobel y quedar en los libros de historia. Con urgencia requerimos un ser humilde, que trate los recursos públicos como si fueran los ahorros de su madre, que sea pulcro y sencillo en sus hábitos para que los ciudadanos sientan que están siendo gobernados por alguien que merece respeto. Sólo de esa forma ejercer funciones públicas será una actividad honorable y sinónimo de respetabilidad.
No podemos elegir otro ególatra que crea que el poder es para estar por encima de la ley sino para ser súbdito de ella. No necesitamos más leyes sino más autoridad para que las que existen se cumplan. Ese mandatario respetaría el equilibrio de los poderes en lugar de buscar concentrarlo en sus manos. Protegería las libertades individuales pues sabe que mientras más libres son los ciudadanos más felices son.
¿Existe en la política colombiana ese personaje humilde que puede inspirar a un pueblo? No está hoy delante de nosotros porque no estamos exigiendo ese tipo de carisma. La democracia es un sistema en que se supone que el pueblo exige y los gobernantes cumplen lo que el pueblo quiere.
¡Rechacemos entonces a los ególatras que quieren gobernarnos!
Los ególatras
Mar, 30/05/2017 - 02:00
Cada semana que pasa tenemos un nuevo precandidato presidencial. La pasada era Roy Barreras. Ahora es Juan Fernando Cristo. No sólo la lista es absurdamente larga sino que ahora los nombres son ridí