¡Maduró bien biche!

Su triunfo es justo para unos y corrupto para otros, pero en el palacio de la revolución de Cuba, los hermanos Fidel y Raúl Castro, deben estar gritando y saltando de alegría porque tendrán un títere más para satisfacer sus arcas de dinero personales y para mantener con la boca cerrada a quiénes se opongan a sus caprichos de medio siglo. Cuba ganó la continuación de su poder e influencia en Venezuela, sin importarle la democracia y la libertad de expresión de miles de ciudadanos que esperaban un rumbo diferente en esa nación, todos ellos, cansados de la polarización, de la mezquindad  y de la intolerancia. Los hechos de las últimas horas en Venezuela se pueden calificar como una enorme falta de respeto y de toda clase de violación contra los derechos de Henrique Capriles, un competidor honesto, quien en un  tiempo record hizo una fuerte campaña y consiguió un numeroso e inocultable respaldo. Maduro, su séquito y algunas milicias, que se escudan entre supuestos incautos civiles, podrán seguir escondiendo la realidad, pero a futuro no podrán sostener que el chavismo, sin Chávez, no es la misma cosa, y que con el tiempo se desvanecerá y  quedará en la historia simplemente: como un líder que llevó a Venezuela al abismo. Maduro tendrá que aceptar que incluso quienes votaron por él, no lo hicieron por sus logros o su imagen,  sino por Hugo Chávez, el ídolo para miles de venezolanos que creyeron en su proyecto y recibieron con buenos ojos,  su ayuda a los más desfavorecidos. ¿Dónde están las organizaciones internacionales, como La OEA, para que soliciten garantías y una veeduría internacional en el conteo de votos en Venezuela?  No quiero ser un ave de mal agüero, pero si se descuida al hermano pueblo venezolano, las consecuencias a futuro serán cada vez más funestas e irremediables. Esa nación requiere cordura, acompañamiento internacional, justicia y libertad de expresión. Una victoria pírica giró en torno a Maduro, quien ganó con una votacion mucho menor de la que eligió a Chávez en su última elección, lo que permite deducir que Maduro no es del todo fuerte, y desencantó a un gran número de los seguidores chavistas. Los retos para Venezuela son muy altos, casi todos ellos puestos al azar, no hay evidencia alguna de Políticas Públicas contundentes y viables para satisfacer todas las necesidades que aquejan a la población del vecino país. Venezuela está en medio de un múltiple irrespeto de las libertades y derechos civiles, la oposición ha desaparecido, el unanimismo persiste y no existen medios de comunicación independientes y críticos al régimen. La división del poder judicial y del ejecutivo es hoy un chiste. De igual manera, se evidencia el papel del poder electoral, más que garantizar transparencia y objetividad en las elecciones, parece que su tarea principal es tener la logística necesaria para que el régimen se sostenga en el poder. Mientras todo esto sucede en Venezuela, la Organizacion de Estados Americanos -OEA- y su comisión de observador electoral guardan silencio absoluto y cierta complicidad, lo que se nota a todas luces, fue una burla y trampa a la Democracia y al pueblo venezolano. Pronto veremos que lo que para quienes creemos en las Instituciones, y quienes abogamos por la Democracia, elecciones libres y transparentes; lo que sucedió el 14 de Abril se hará insostenible, la gobernabilidad de Maduro se verá atropellada sobre todo por el sector militar. A ello también se suma la evidente polarización del país, los intereses personalistas de cada grupo de presión, la atomización política similar al régimen en la región harán lo propio para que Maduro dure poco, y  ojalá los venezolanos puedan gritar: ¡Venezuela libre!. @g_rodriguezm