Asumo desde hoy la dirección de Teleantioquia Noticias, reto que trae consigo cambios, que se han convertido en todo un dilema para mí. Tengo 29 años, quizá soy el director de noticias más joven del país, por lo que muchos pensarán que es irresponsable tener a un “culicagado” al frente de un medio tan importante para Antioquia. Otros indagan y se toman la molestia de leer la hoja de vida y el recorrido profesional del director. A otros no les importa, y son más esos, y eso es lo que me importa, valga la redundancia, pues la protagonista tiene que ser siempre la noticia, no el director ni el periodista, de lo contrario, se perdió la platica invertida en la facultad de Comunicación Social.
Uno de los dilemas de los que les hablaba al principio y el cual he debatido con amigos y conocidos, es el uso de las redes sociales que ahora hace el director de Teleantioquia Noticias, no Juan Pablo Barrientos, y esto aplica, creo yo, para todos los periodistas adscritos a un medio y al mismo tiempo a una red social. Suelo ser irreverente, contestatario, me gusta la polémica, el debate, las ideas diferentes. No trago entero, cuestiono, analizo y muchas veces, sin razón alguna, juzgo. Todo esto en el marco del respeto y siempre de frente, sin hacer uso de máscaras o cuentas ficticias. Varios de los elementos que les acabo de mencionar no caben dentro de mi nuevo rol, pues soy la imagen de una empresa y la cabeza de un medio de comunicación. Ya mis trinos no son tomados como divertimiento, sino como información. Talvez estoy llevando esto muy lejos, pues hay periodistas que exageran sus disputas en las redes sociales y muerden el anzuelo muy fácilmente, pero recuerdo aquella frase de Alex Tew “eres lo que publicas en Twitter” y de inmediato hago un switch mental, que se conecta a mis dedos y se refleja en mi pantalla. En otras palabras, no significa ser otro, significa ser el mismo pero con otras responsabilidades.
Ahora bien, mucho se ha hablado del tema en el mundo y ha habido varios incidentes en medios de comunicación por el uso de las redes sociales que hacen sus periodistas. En Estados Unidos sancionaron a la agencia Reuters por llamar la atención a una reportera que los criticó. En Brasil despidieron a un fotógrafo por hacer comentarios ofensivos en Twitter, y hasta lo golpearon. En Perú, el community manager de un medio se agarró con los seguidores, so pena de despido. La National Geographic prescindió de los servicios de uno de sus periodistas por criticar al gobierno boliviano. CNN despidió a una editora por decir que admiraba a un hombre, considerado terrorista por los Estados Unidos. Podría seguir mencionando cientos de ejemplos, incluso solo de Colombia, donde todos los días hay periodistas que matan en Twitter, les “hackean” sus cuentas para no reconocer las embarradas que escribieron, dicen obviar la ortografía porque lo importante es que la gente entienda, y así, muchos casos.
Mi punto es: no se puede perder la independencia para cuestionar, opinar y debatir, siempre y cuando entendamos en dónde estamos parados y la responsabilidad que tenemos en nuestras manos. Como decía José Luis Orihuela, profesor de la universidad de Navarra “Twitter se ha convertido en el sistema nervioso de nuestras sociedades, y hay que aprender a utilizarlo”. Es eso y solo eso. ¡Nos seguimos trinando!
