Con el nuevo año electoral en EE. UU. se definen varias cosas que afectan más al mundo que a los mismos americanos.
La que más nos interesa es la actitud que pueden tener ante lo que han visto siempre como su ‘patio trasero’.
El discurso de Obama para la presentación de la nueva estrategia militar es más que diciente al respecto. Precisa:
"Fortaleceremos nuestra presencia en la región de Asia-Pacífico y las reducciones del presupuesto no se harán a expensas de esa región crucial. Seguiremos invirtiendo en nuestras alianzas y asociaciones críticas, incluida la OTAN, que ha demostrado una y otra vez, más recientemente en Libia, tener un efecto multiplicador de la fuerza. Estaremos vigilantes, particularmente en Medio Oriente. Durante los próximos diez años, el crecimiento del presupuesto de defensa será lento, pero la realidad es ésta: seguirá creciendo porque tenemos responsabilidades mundiales que demandan nuestro liderazgo. De hecho, el presupuesto de defensa será mayor que lo que era al final del gobierno de Bush".
De esto se deduce que, por lo menos en el campo del gasto militar, antes que las relaciones con los países de Latinoamérica tendrán prioridad la región de Corea del Sur, Japón, Vietnam lo cual implica que prevén un ‘calentamiento’ de esa región y actuarán en ella con o sin concertación con otros organismos. Su segundo frente de atención será la Alianza del Atlántico Norte con Europa ya que ha sido su instrumento de intervención en remplazo de la ONU cuando esta no ha seguido sus órdenes políticas. La referencia a Medio Oriente tiene que ver con Israel, el conflicto con Palestina y la actitud que tomen las naciones vecinas -es decir el mundo árabe- que con su nueva primavera pueden empezar a tomar posiciones propias.
Es la reafirmación de que piensan cumplir el papel de ‘Guardián del Mundo’. Y el añadir: "Es posible que podamos alcanzar nuestras metas de disuasión con una fuerza nuclear más reducida" es una notificación o advertencia a quienes consideran amenazas -Irán y Corea del Norte- (planteado en lenguaje más específico por el Secretario de Defensa León Panetta cuando complementa: “se puede estar enfrentando una guerra en tierra en Corea, y al mismo tiempo, afrontando amenazas en el Estrecho de Ormuz”). Que para ello están dispuestos a aumentar sus presupuestos así sea lentamente, y que a pesar de la reducción general, nada se hará a costa de una disminución de su poderío bélico sino que por el contrario será aún más importante que en la era Bush.
Y que Latinoamérica no entra entre sus preocupaciones.
En términos económicos quiere decir que, al aumentar el presupuesto militar mientras el total se reduce, automáticamente disminuyen las ‘ayudas’ y las otras formas de aportes al desarrollo de los países que los han recibido. En plata blanca para Colombia significa que después de haber sido el segundo país que tuvo más ‘colaboración militar’ ya no podrá contar con ella (no en las mismas cantidades), y que lo que trasladaban para mejores propósitos desaparecerá casi totalmente.
El que hasta ahora los posibles candidatos del Partido Republicano ni en sus debates ni en sus declaraciones hayan tocado el tema implica de un lado que es un tema que no afecta al ciudadano ordinario, y de otro que es de suponer que comparten la misma visión.
Se dice que este será el decenio para América Latina. No parece que así lo ve Estados Unidos.