Pavor a la corrupción y al pánico

 

Como se sabe, ayer 9 de diciembre se celebró el “Día Internacional Contra la Corrupción”. Esta debería ser más que un simbolismo, una fecha que verdaderamente revistiera importancia magna y en la cual se rindiera homenaje a Estados ejemplares en materia anticorrupción; sobra decir que Colombia de ninguna manera estaría en la lista de nominados al galardón otorgado por las políticas y sobre todo prácticas que combatan ese desastroso flagelo, que cuenta con grandes verdugos políticos como el destituido Alcalde Mayor de Bogotá: el gran Sammy. Al menos hay un pequeño avance en materia de justicia en lo que respecta al prohombre mencionado, pues como dicen por ahí “del ahogado el sombrero” y aunque sea de paja, ese sombrero que está tratando de sacar a flote la Fiscalía General de la Nación, del perverso naufragio en el que nos sumergieron Moreno y sus secuaces hoy tiene nombre de delito: cohecho. Por coincidencia o por conveniencia en todo caso, al exalcalde se le anticipó la celebración del 9 de diciembre y su merecido regalo fue la imputación de cargos que hizo el ente investigador por la bicoca de 15.000 milloncitos de pesos por concepto de convención y aceptación del pago de comisiones del 8 por ciento por la entrega de dos contraticos de la malla vial al grupo de los muchachos Nule; es decir por concepto de corrupción. Como es una fecha para celebrar yo elevo mi ovación por la decisión del fiscal encargado del caso, el Dr. Ricardo González quien manifestó que en esa negociación sirvieron como intermediarios el contratista Emilio Tapia, el abogado Álvaro Dávila y el exsenador Iván Moreno. Como el derecho al menos en su concepción es justo, así no se apliquen lastimosamente con rigurosidad todos y cada uno de sus postulados, le da la opción del debido proceso y la defensa técnica al imputado; el nieto del General Rojas Pinilla, no aceptó los cargos y por el contrario se opuso con esta hermosa frase que debe quedar en el busto que se le haga al exfuncionario en el Palacio Liévano y en La Picota:  "No lo puedo aceptar porque no lo he cometido, ni ese ni los otros cargos que se me imputaron en septiembre", señaló con su acento de niño rico consentido, que por más dinero sucio que entre a sus bolsillos no cambiará, pues el disfraz de “gente bien” debe continuar. Yo más bien creo que es de gente bien, pero bien ladrona. Vemos pues cómo el terrorismo político sigue haciendo de las suyas; qué vergüenza. Esperamos noticias alentadoras para alzar la copa y celebrar muy pronto por la condena que resulte de la investigación por el pago de coimas y dádivas a cambio de contratos entre funcionarios del Distrito y los primos Nule, Miguel, Manuel y Guido; quienes se encuentran detenidos y a la espera de una sentencia ejemplar por el delito de peculado. A la joya de Moreno y su macabro equipo criminal, lo sucedió la no menos joya de Gustavo Petro y también criminal y este sí de bala y proveedores de munición. Hago el recorderis, porque como acá la memoria histórica prácticamente ha desaparecido por padecer de amnesia selectiva que es nociva para la salud pública y fatal para los intereses colectivos de los asociados. De ahí que sigamos votando mal, o más bien, que sigamos cambiando los voticos por plata y promesas inalcanzables. Este joyel que aún no se ha posesionado con un par de trinos cibernéticos ya generó un descalabro financiero en la EEB por más de un billón de pesos. Era de esperarse que este terrorista político, como es propio de los terroristas ya esté generando zozobra, pavor económico. Y esto es para comenzar, me pregunto ¿cuál irá a ser la siguiente perla con la que nos apunte y dispare el alcalde de los bogotanos? De nuevo haciendo un poquito de academia me permito transcribir el tipo penal pánico económico, pero previamente es importante señalar que Petro, quien al parecer también tiene su cocinado con los Nule, denunció durante una rueda de prensa, que un especulador se benefició de la reciente caída de las acciones de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) y sostuvo que de manera premeditada un operador compró acciones masivamente el pasado martes al mediodía, justo cuando la acción de esta empresa cayó bruscamente en la Bolsa de Valores de Colombia. El próximo burgomaestre, incluso habló de una "mano peluda". Lo que yo pienso, es que los pelos están en las manos que trinan y no en la lengua viperina con la que generó el terror lanza en ristre, contra del orden económico y social. El artículo 302 del estatuto punitivo colombiano dispone El que divulgue al público reproduzca en un medio o un sistema de comunicación público información falsa o inexacta que pueda afectar la confianza de los clientes, usuarios, inversionistas o accionistas de una institución vigilada o controlada por la Superintendencia Bancaria o por la Superintendencia de Valores (hoy Superintendencia Financiera) o en un fondo de valores, o cualquier otro esquema de inversión colectiva legalmente constituido incurrirá, por ese solo hecho, en prisión de dos (2) a ocho (8) años y multa de cincuenta (50) a quinientos (500) salarios mínimos legales mensuales vigentes. En las mismas penas incurrirá el que utilice iguales medios con el fin de provocar o estimular el retiro del país de capitales nacionales o extranjeros o la desvinculación colectiva de personal que labore en empresa industrial, agropecuaria o de servicios. La pena se aumentará hasta en la mitad, si como consecuencia de las conductas anteriores se produjere alguno de los resultados previstos. Es evidente que la conducta de Petro se enmarca perfectamente en la norma que traigo a la mesa; es decir su conducta es típica, además de antijurídica y culpable. Tanto así que el Dr. Jaime Granados, eximio jurista colombiano instauró en su contra, ante la Fiscalía una denuncia por este reato expresando que las declaraciones del denunciado fueron "el único factor" para que las acciones de la Empresa de Energía se vieran afectadas en su cotización en la bolsa de valores. Dijo también que la entrevista concedida por Petro al diario EL TIEMPO el pasado domingo, en la que anunció una fusión de las empresas de Energía de Bogotá y Telecomunicaciones de Bogotá, fue la causante de que las acciones de estas empresas bajaran su cotización en el mercado bursátil. El Dr. Granados a título personal, como ciudadano de bien y profesional del derecho haciendo uso de su legítimo derecho a la denuncia, en su sapiencia jurídica, resolvió denunciar al exguerrillero por considerar que efectivamente se tipificó el delito de pánico económico, que sin duda ocasionó un billonario perjuicio, derivado del terror y miedo generalizado en nuestro pueblo, gracias a la lengua irresponsable e inescrupulosa del futuro alcalde capitalino. ¿Habrá derecho? No soportemos más terrorismo político. Ahora nuestros gobernantes se pasean por el Código Penal, saboreando las exquisitas conductas punibles del peculado, el cohecho, el pánico económico y otras mieles. Abrazo cálido. Seguimos trabajando.  @colconmemoria