Plan pistola y otras formas de paz

Para presionar el cese bilateral del fuego las FARC ejecutaron un Plan pistola, que mató, en tres meses, a 22 miembros de las fuerzas armadas y a dos civiles, dejó 66 heridos, 145 acciones violentas y un estupendo resultado: Santos aceptó “la sugerencia de los países garantes sobre el cese bilateral” y autorizó una entrevista con Claudia Gurisatti. En ella, el presidente pidió a la periodista abstenerse de llamar terroristas a las FARC, y la invitó a “desescalar el lenguaje y la violencia verbal”. Tampoco  llamarlos “bandidos, ni narcotraficantes”. La curiosa petición no extrañó a nadie, porque es característica del proceso de Cuba, maquillar palabras, como “Paz” y darles significados acordes a un libreto escrito a cuatro manos, similar a una comedia de Aristófanes, y que incluye víctimas de blanco y flores, historiadores, militares, políticos payasos, fiscales, guerrilleros, etc. La semiótica es un instrumento bélico de común uso en todas las guerras, incluso las cotidianas, porque destroza, no el cuerpo, como las balas, sino la psiquis de los combatientes. Su poder destructivo, de alcances inimaginables, más que el gas mostaza, se difunde por los medios de comunicación y las redes sociales. La palabra es un arma letal en el escenario de la globalización porque el hombre, alienado por la publicidad y el consumo, sucumbe a ella. Santos lo sabe, y la usa arteramente, urgido por convencer que el post conflicto será un oasis de paz. Pero el presidente, o es ingenuo, o es mentiroso, o es perverso. Ingenuo, si lo que pretende es la paz con las FARC, que no quieren la paz sino el poder. Para ellos la firma del acuerdo es un medio. Para Santos, un fin. Ingenuo, cuando dice a Claudia Gurisatti, que las FARC, el mayor cartel del narcotráfico del mundo, abandonarán la coca y ayudarán al Estado a erradicarla. Ingenuo cuando le dice que todos los colombianos apoyamos su proceso de paz. Ingenuo cuando promete que las curules de las FARC deberán ganarlas electoralmente, y efectivamente lo harán, a punta de pistola. Ingenuo al afirmar que las FARC ya no son el tercer grupo terrorista más rico del mundo, porque se gastaron la platica, pero a los tres días, les descubre un terreno tan extenso como el Quindío, donde pastan 40.000 reses, y RCN confirma que en 2010 tenían 890 mil millones pesos, y en 2014 un billón setecientos mil millones. Mentiroso, cuando dice tener asegurado el post conflicto, la reinserción social de los milicianos y la compensación a las víctimas. ¿Con qué plata? Las FARC, según él, no tienen un centavo, y la economía colombiana viene en picada, colapsando. Perverso. Si lo que pretende es entregar el país a los violentos del fracasado Socialismo, cuya última hazaña fue el hundimiento económico de Grecia. Perverso al dar orden a sus soldados de capturar cabecillas, y al tiempo,  ocultarlos y transportarlos a Cuba. Perverso, cuando dice que las FARC harán el desminado y manda al soldado Wilson Martínez a morir desminando. Un accidente, según Alberto Casas en 'La W'. La conclusión es que el proceso de paz ha sido un gana-gana para las FARC, que se rearmaron, aumentaron y fortalecieron. La cúpula fariana llegará al congreso, y se desmovilizarán unos centenares de milicianos, pero el grueso de su tropa continuará delinquiendo desde las filas del EPL o del ELN, como el mayor cartel del narcotráfico del mundo. Si firman, perfecto, pero ya no les importa. Están hechos. La fábula del lobo con piel de oveja, se puede llamar ahora, Fábula de la Violencia con piel de paz, pero el problema no es solo llamar las cosas con otro nombre, como pidió a la Gurisatti, sino un asunto de sindéresis, o peor, de dialéctica marxista. Santos considera real el conflicto armado, y que las FARC son un ejército beligerante, par de las fuerzas armadas legítimas, bajo los protocolos de los convenios de Ginebra de 1949. Igualmente que su filosofía, -que incluye el asesinato para llegar al poder- es respetable, y les confirió el estatus político que tanto ansiaban. Al contrario, el 78% de los colombianos, considera que las FARC, son una banda de delincuentes, bien armada y organizada, bajo un disfraz ideológico, que comete crímenes de lesa humanidad y se enriquece con el narcotráfico. Concederle estatus político fue una barbaridad. Someterla y juzgarla, es la obligación del Estado. Ese 78% del pueblo no concibe que Santos diga que el Estado no puede vencer a la guerrilla, porque él, en 2010 se posesionó con ocho mil guerrilleros acorralados, de los treinta mil que acorralaban al país en el 2002. Decir lo contrario es falsear. Ese 78% considera que la guerrilla es el azote del campesino colombiano, al cual dice defender, y que es cínico en su accionar, y que no muestra arrepentimiento por sus crímenes. Ese 78% de colombianos llama terroristas a las FARC, porque terrorista es el que siembra terror con sus acciones. Sus tatucos y niños bomba, sus minas antipersona y su crueldad enfermiza, lo reafirman. Ese 78% entiende que ser nación significa cumplir un pacto social, el de la institucionalidad del Estado democrático, único con derecho al monopolio del uso de la fuerza, de las armas, de la justicia, y de las leyes, a través de gobiernos, elegidos transitoriamente, para que mantengan dicha institucionalidad. El gobierno Santos la está demoliendo, y las FFAA, que juraron defenderla, se atemorizaron, y no cumplen su juramento. Ese 78% reconoce la corrupción e incapacidad de muchos gobiernos, lo que no justifica ningún crimen. No puede un guerrillero violar una niña, o poner un collar bomba a una señora, arguyendo que lo hace para protestar contra el gobierno. Quien así obre es un delincuente y debe ser castigado por el Estado. El Plan pistola, como expresamos al inicio, dio excelentes resultados, Santos y los santistas justificaron cada muerto en la falta de firma del acuerdo, y clamaron por el ¡cese bilateral, ya! y que en nombre de la “paz”, le dejen a las FARC, de una vez por todas, sus curules, sus tierras y su coca. Entusiasmados, el EPL y ELN, recrudecieron sus acciones para emular a las FARC y recibir el mismo premio: El ELN, exhibió las piernas mutiladas por una mina, del Cabo Ávila, y reclamó para sí, los méritos de derribar en Teorama el  Black Hawk, matando cuatro militares. El EPL, por su parte reivindicó el asesinato, con francotirador, de dos muy jóvenes patrulleros de la policía, en Ocaña. Santos incentiva, -como Escobar en los 80- estos crímenes, cediendo a las exigencias, así que su gobierno es corresponsable por cada muerto del Plan pistola, y de sus otras formas de alcanzar la paz. Nota al margen Con apoyo masivo William Villamizar avanza hacia la gobernación de Norte de Santander. Su visión descentralizadora y de respeto a la Provincia, le suma colectividades en Cúcuta y los municipios. @mariojpachecog