"El paso inmediato es hacerle entender que se tiene que ir", dice, sin que le tiemble la voz, la valiente María Corina Machado refiriéndose al tirano genocida de Venezuela y antiguo mejor amigo del ilegitimo presidente de Colombia.
Dos días de paro se vienen para presionar la salida de Maduro y con ella la caída del oprobioso régimen. Estos días de paro se anuncian luego de ciento dieciséis de calle en los que el pueblo venezolano, y sus valerosos jóvenes, han puesto en jaque una estructura criminal que se creía imbatible.
Admirable la actitud de nuestros hermanos venezolanos quienes, a pesar de encontrarse debilitados por la penuria y el sufrimiento, supieron levantarse sin dar su brazo a torcer. Ejemplo de la mayor importancia nos ofrecen cuando nos están aplicando la misma formula destructiva con la que llevaron a la miseria al país más rico de América Latina y una lección para un mundo que no ha querido despertar del sueño delirante del siglo XX.
¿Por qué la chispa generada en Venezuela no ha prendido el polvorín de los países vecinos? Tal vez porque a pesar de sus graves problemas ningún otro pueblo padece las penurias y la represión despiadada que han venido soportando los venezolanos. O, de pronto, porque no hemos tenido el valor de mirar directamente lo que ocurre allá por temor de vernos en un espejo que no nos mostraría sino miseria y dolor.
O será por agüero que hacemos como si la cosa no fuera con nosotros no vaya a ser que nos contagiemos y seamos aniquilados por la misma lepra. Hemos recorrido los mismos pasos dados por Venezuela conducidos por las mismas manos y estamos marcados con el mismo hierro que nos señala como unos seres despreciables ante la comunidad internacional por culpa de quienes nos gobiernan que permitieron que convirtieran a los dos países en los proveedores de las drogas que envenenan al mundo entero.
Es siniestra la alianza de los narcoterroristas de las FARC y del ELN con la dictadura de Maduro y el Cártel de los Soles. Escudada por unos espurios acuerdos con Santos, esa alianza mantiene un creciente narcotráfico que la hace cada día más poderosa mientras que ha venido carcomiendo toda la estructura institucional y productiva de los dos países. Sin que haya una lucha frontal contra esa estructura criminal, vemos aterrados como mantienen de rodillas a las Fuerzas Armadas mientras que se apoderan de inmensos territorios e imponen las órdenes tanto en los pueblos apartados como en los centros del poder.
Con o sin constituyente Maduro se va, de acuerdo. Con o sin acuerdo de Paz Santos se va, de eso no cabe duda. Inmenso alivio sentiremos cuando se vayan pero lo que dejarán este par de sinvergüenzas no será más que una tierra arrasada que nos va a costar, a venezolanos y colombianos, un gran esfuerzo recuperar. Así como se aliaron para la destrucción Santos, Chávez y Maduro bajo la dirección de los Castro vamos a necesitar las alianzas correctas para la reconstrucción.
El liderazgo que surja tendrá que estar a la altura del compromiso histórico que acarrea la victoria sobre la tiranía. La batalla se libra en Venezuela y sus efectos traspasarán las fronteras. Podemos seguir haciéndonos los locos desviando la mirada pero esa inexplicable actitud cambiará cuando la onda explosiva que vendrá de Venezuela ponga a temblar a Colombia entera.
Llegó la hora de las definiciones pero también la de las oportunidades. Colombia y cada uno de los países latinoamericanos cambiarán de rumbo al final de la era castrochavista, unos en mayor medida que otros pero todos se verán afectados positivamente. La nefasta herencia de Fidel Castro y Hugo Chávez quedará enterrada si asumimos con fortaleza este compromiso con la historia.
SE VA sin constituyente o SE VA con constituyente
Mié, 26/07/2017 - 02:42
"El paso inmediato es hacerle entender que se tiene que ir", dice, sin que le tiemble la voz, la valiente María Corina Machado refiriéndose al tirano genocida de Venezuela y antiguo mejor amigo del