Uribe: Calma, calma... ¡Que no panda el cúnico!

Vie, 02/10/2015 - 07:22
El expresidente Alvaro Uribe no se halla. No sabe qué hacer para visibilizar más su postura negativa frente a los acuerdos de paz firmados por el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de l
El expresidente Alvaro Uribe no se halla. No sabe qué hacer para visibilizar más su postura negativa frente a los acuerdos de paz firmados por el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de las Farc. Ahora recurre a tratar de generar pánico colectivo a partir de decir que él estápaniquiado porque “Timochenko” puede llegar a ser presidente de Colombia. En realidad el pánico que debe sentir Uribe es el de quedarse solo, con su discurso, en seis meses cuando se firme la paz. Y es el mismo pánico que siente Pacho Santos al ver que al ritmo que va su campaña para la alcaldía va a quedar de cuarto, si le va bien, y su futuro político amenazado. Por eso salió también a meterle miedo a los Bogotanos con la idea poco creible de que si gana Enrique Peñalosa será un defensor de los privilegios de las FARC. Y ese pánico, que se parece a lo que Alberto Casas llama culillo, no es para menos. Si Pacho no saca siquiera 250 mil votos para alcaldía desaparecerá del escenario político y tendrá que montar a pulso un nuevo portal con Fernando Londoño porque ni RCN lo recibirá como periodista. Ahora que se viene como un bulldozer la paz debe dar pánico haber metido tanta carreta porque en ese nuevo escenario va a perder totalmente la credibilidad. Lo que le habría servido a Uribe era que Timochenko se hubiera parado de la mesa y se suspendieran las negociaciones. Ahí si le habría pegado al tablero y al otro día muchos colombianos saldrían a decir: ¡Ve que Uribe tenía razón! Pero eso hubiera servido máximo para sumar unos cuantos votos a Juan Carlos Vélez en Medellín y para que uno que otro concejal del Centro Democrático pasara raspando. Y ni eso habría puesto alcalde a Pacho, porque él es un candidato desafortunado. Tiene mas carisma “Alerta” cuando lo imita. Nadie le cree, ni los uribistas que ya le han hecho el feo porque es como su candidato encarte. Y básicamente porque no parece auténtico, da la impresión de que no elaborara ni una sola idea propia y que su único mérito es la lealtad incondicional a Uribe, que a veces raya en lambonería y pusilanimidad. Le dicen Pachito no por cariño sino por lástima. El pánico puede convertirse en un mal de muchos. Por eso otro que deja ver su miedo es el Fiscal Eduardo Montealegre, quien siente cómo, por lenguaraz, pierde a pasos agigantados protagonismo en la recta final de la firma de la paz. Y por eso le da por paniquiar a los uribistas con el cuento de que el expresidente Uribe va para la Cárcel mientras “Timochenko” va al Congreso. El terrorismo será ahora el comando en el chip de todo el que quiera sacar la cabeza. Y cada quien disparará su terror a ver qué pesca entre  los incautos al generar confusión y meter miedo. El problema es que por esa tronera que abren las vanidades se les puede colar el monstruo. Por inventar fantasmas dejan de pensar en el país. Y en Bogotá juegan con candela. Para los uribistas no apoyar a Peñalosa por salvar unas curules en el concejo puede resultar suicida. Y como se ha dicho si la izquierda repite aquí habrá responsables. El primero será Pacho Santos por no haber renunciado para que su electorado quedara libre y pudiera votar por Peñalosa. Aquí lo que hay que pedirle a Uribe es que deje la soberbia. Que suspenda el juego de tener la razón a costa de sacrificar a Bogotá. Claro que hay mucha gente que cree que si Peñalosa puntea en las encuestas es precisamente porque no ha recibido el apoyo de Uribe. Pero aquí hay que anteponer es el bien común, el sentido común y el futuro común. Si Peñalosa no gana y resulte que sea porque le hicieron falta los 100 mil voticos que endosaría Uribe, la que pierde es Bogotá. Uribe no pierde nada. Incluso gana porque puede jugar más a la oposición. Y Pacho Santos vuelve a quedar reducido a su mínima expresión. Si acaso pierde micrófonos, pero no tiene mucho más que perder porque los suyo es prestado. Ese es el verdaro susto que debieran tener los aspirantes a la alcaldía de Bogotá.  Por eso hay que pedirle a Rafael Pardo que espere. Esta vez ya no se le dió y sobre todo porque cometió el error de haber jugado a la doble, por querer cautivar el voto petrista y el antipetrista a la vez. Pardo aumentaría de estatura si asume con grandeza que las cuentas no le dieron. No crea que se aprovechan de su nobleza. De seguro que Dios y la patria os lo premiarán. Y hay que rogarle a los otros candidatos Daniel Raisbeck, Alex Vernot y Ricardo Arias que ya no se cuenten más. Ya se sabe que cada uno obtendrá cerca de 50 mil votos y para lo que querían ser candidatos ya lo lograron. Ya se les notó. Ya tuvieron exposición mediática. Ya pueden aspirar al senado o a la cámara. Pero por el bien de la Bogotá que quieren cambiar, por el futuro de la ciudad que dicen querer y por la posibilidad de evitar que la catastrofe bogotana se prolongue 4 años más, súmense ya a Peñalosa. Todos ustedes saben que es el hombre más preparado y que mejor lo haría por Bogotá. No hay duda de que ustedes un día lo pueden ser, pero la sensatez les dice que no fue en esta ocasión. Desde luego será si sobrevive Bogotá, porque si con la complicidad de ustedes se monta otra vez la izquierda mamerta no quedará ciudad para futuras aspiraciones. Es hora de aplazar las vanidades y de no montarse en los cuentos terroristas. Que no cunda el pánico porque terminarán en ¨síganme los buenos¨ y en ¨no contaban con mi astucia¨. Y Pachito dirá con cara de mueca: “Chanfle, se me chispotió”. Ya la senadora verde Claudia López tacó burro con su adhesión a Pardo. Los 50 mil votos que pudiera endosar le harán perder al candidato liberal oficialista unos 100 mil. Ese fundamentalismo de la parlamentaria verde y ese moralismo extremo ahuyentarán a muchos liberales que aún ven como legítima la mermelada. Se irán para donde Peñalosa no por burocracia sino porque la López será su enemiga acérrima. Eso le puede pasar a Uribe con su juego del todo o nada. Su incomprensión de la táctica lo hace confundir el enemigo principal. Él es el que más sabe que Peñalosa no es uribista pero su soberbia no lo deja ver que es el menos antiuribista, lo que para su estrategia resultaría el mal menor. Sabe que Pacho no tiene juego pero está dispuesto a dejarlo inmolar por no dar el brazo a torcer. Por eso no queda más remedio que apelar a que el expresidente lo tome por el lado amable. Que le diga a Pacho Santos que sus antenitas de vinilo están detectando la presencia del enemigo. Que lo convenza de que usted lo sopecho desde un principio y que lo mejor es que renuncie. Que lo agarre del brazo y le diga "bueno pero no se enoje¨ y que todos sus movimientos están fríamente caculados. No va y sea que después Pachito tenga que salir con que fue sin querer queriendo.
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