Viviane Morales, la bien casada

Cada vez que levanta la voz, le reprochan su matrimonio con Carlos Alonso Lucio, que después de guerrillero fue asesor de los paramilitares. Ella tan cristiana (de la Casa sobre la Roca, del pastor Darío Silva) y antes esposa de otro pastor. Lucio es un INRI para Viviane, que ha sido Fiscal General de la Nación, Congresista y aspira a encabezar la lista del Partido Liberal al Senado, despojando de ese honor a Horacio Serpa Uribe. Hay un caso que se me antoja parecido. Para Álvaro Gómez Hurtado ser hijo del “monstruo” (Laureano Gómez) se convirtió en su mayor obstáculo para lograr la Presidencia de la República, aunque el país le reconocía méritos e inteligencia. Alvaro no podía negar –obviamente- al padre. Pero Viviane sí podría divorciarse. Sin embargo, está lejos de hacerlo. Está enamorada y dice estar feliz con su pareja. Viviane Morales accede a darme su versión, sobre tema tan privado: “Es simplemente la notificación de la mentalidad patriarcal y machista que tenemos en este país. Cuando fui Fiscal siempre trataron de debilitarme. No les caía bien una Fiscal que fuera tan fuerte contra la corrupción, una Fiscal inchantajeable. "Cada proceso lo trataban de llenar de sospechas, que algún interés tenía mi marido. Resulta que después de año y medio, todas las investigaciones con algún signo de interrogación se han mantenido. Mis actuaciones fueron honestas y válidas. El tiempo permite decantar las cosas. Después de año y medio los que decían que eran perseguidos, que eran inocentes pero que yo tenía un móvil de persecución política o de amistad o enemistad… han resultado condenados por la Justicia o confesando sus delitos. Los procesos han seguido –todos- en pie". La señora Morales dice que su esposo –Carlos Alonso Lucio- no tiene ningún problema legal, ningún proceso en su contra, ninguna deuda pendiente con la justicia. Está dedicado a un actividad privada, empresarial y vive su vida tranquilamente como cualquier ciudadano colombiano. Ella piensa que son rabias inexplicables: “…En el fondo hay muchas envidias. A la gente en este país, que vive de tanta envidia, le mortifica mucho la felicidad de los otros. Pretendieron destruir la relación de pareja, pero ésta permanece bien, estable. Y mi labor como Fiscal ha sido exaltada por íntegra, honesta y responsable”. Viviane –para terminar este tema que le duele a sus malquerientes- se declara bien casada y feliz. Me estaba preguntando…cómo le quedó el ojo a quienes quisieron destruirla… (Risas) Y mucho más conmigo, si hablamos de ojos. ¿Cómo se funciona sin un ojo? Es difícil. Adaptarse primero. Me es complicadísimo ver los escalones, en los andenes que tienen desniveles. La visión de los dos ojos es la que nos permite ver en esa dimensión. Me dio mucha tristeza no ver las películas en 3-D. Fui con mis hijos a ver Avatar. Me puse las gafas y no veía nada distinto. Son muchos problemas físicos y también estéticos. Es una cosa muy fuerte, demoledora, para una mujer, para el sentido de estima. No es fácil. Son elementos complicados en la vida pero que también se van superando y que en la medida en que se superan lo hacen a uno más fuerte, más grande. Otros dirán que “para lo que hay que ver, con un ojo basta”… Yo decía eso, y nunca lo volví a repetir, ni siquiera por chiste. Hay palabras que son necias realmente. La pérdida de un ojo es una cosa dura, grave. Es una limitación. En su momento, yo perdí el 50 por ciento de mi capacidad. La persona que no tiene un ojo tiene una discapacidad grande. ¿Sigue yendo a la iglesia de Darío Silva? Sí. Sigo yendo a la iglesia de Darío Silva, a la iglesia cristiana en general. ¿Le sigue creyendo a Silva? Le creo a Dios. Tengo una fe fuerte. Es una fe profunda, desde hace muchos años. ¿Qué diferencia hay entre la iglesia de Silva y la de los obispos colombianos? No se trata de ponerlo en términos de religiones si no de vida. El cristianismo supone una relación personal con Dios, más vital, más de día a día. Más de sentir un compromiso en toda su vida con Dios y de tener un padre, una relación amorosa de misericordia, también que implica una transformación profunda en la vida personal. Es un nivel de compromiso. ¿Y eso no se logra en el otro lado? Yo fui católica. Hace muchos años no voy, ni sé cómo es la Iglesia Católica, pero hay más desapego de mucha gente que ve en la religión o en las prácticas solamente algo social o ritual. El gran cambio en las iglesias cristianas es precisamente apartar el tema ritual, social o simplemente formal, por un cambio de vida. Se llama nacer de nuevo, esa es la expresión cuando uno se vuelve cristiano. Nacer de nuevo. Con eso se dice todo. ¿Usted paga diezmos? Sí señor. ¿Y se somete a esa camisa de fuerza? No. Nadie me obliga. Yo no tengo un chepito para cobrarme los diezmos cada mes. Tampoco hago pagarés a la iglesia, ni cheques en blanco. Lo que pasa es que la Iglesia se sostiene con lo que dan los fieles. A la Iglesia nadie le regala el lote donde se construye. El Estado nunca le ha dado un peso a las iglesias evangélicas para construir sus edificaciones. Hay un personal grande en las iglesias, de consejeros, de pastores, de músicos, que sirven pero que también deben ser sostenidos por nosotros. Pero además las iglesias tienen una labor social. Casa sobre la Roca tiene hogares de niños huérfanos en todas las ciudades donde existe. Me siento muy tranquila y muy contenta de darle a mi Iglesia para todas estas labores. Viviane Morales celebra los avances de paz en La Habana, cree necesaria la convocatoria de una asamblea constituyente. Y sobre el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, piensa –palabras más, palabras menos- que es el propio diablo: -“En un Estado democrático no puede haber funcionarios que puedan meter sus narices en todo, como lo ha sido actualmente el Procurador. Habla de lo divino y lo humano. Cuando se refiere al proceso de paz sale con unas expresiones que no son propias de la majestad de su cargo. El Procurador se volvió una rueda suelta. Un país donde pesan cada vez menos los liderazgos desde la política, se fortalecen personajes como el Procurador, que se convierten en líderes políticos. Y lo peor es que al Procurador no lo controla nadie, por vacíos de la Constitución".