
La historia del cine nacional no podría ignorar a un caleño genio y pionero de este arte como lo fue Carlos Mayolo. Fue director y actor de varios cortometrajes y películas desde finales de los años 1960, hasta pasados los 1990.
Nació el 10 septiembre de 1945 en Cali, pero estudió parte de su bachillerato en Bogotá, siendo graduado del colegio Simón Bolívar en la capital. Luego regresó a su ciudad natal para iniciar estudios de Derecho en la Universidad del Valle.
Fue en sus primeros años de juventud que conoció al director Luis Ospina, según cuenta este último en el documental Todo comenzó por el fin. Una bomba en un barrio de Cali los reunió a ver la catástrofe y allí empezaron una amistad que con los años no ha terminado.
Después, en su gusto por el cine, ambos conocieron a Andrés Caicedo, el autor de 'Qué viva la música'. Todos con el tiempo, en medio del sexo, el alcohol, las drogas, la adicción a la películas y una ganas incontrolables de crear, formaron el Grupo de Cali.
Después fundaron la revista 'Ojo al Cine', que inició publicaciones desde 1972. Luego dirigieron el Cine Club de Cali. Con el tiempo empezaron sus producciones con una línea decidida, ir en contra de todo lo establecido, inspirados desde el coterráneo Máximo Calvo, hasta el español Luis Buñuel.
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Así produjeron documentales como 'Oiga Vea', un cortometraje filmado durante los VI Juegos Panamericanos de la capital del Valle en 1971. La película buscaba cuestionar la representación que los medios hacían de Cali, mostrar sus desigualdades y cotidianidades para cuestionar la imagen difundida.
Con ese mismo concepto surgió después, en 1978, Agarrando Pueblo, un falso documental que introdujo en el país el concepto de la 'Pornomiseria', esa necesidad documentalista que busca solo promover la pobreza con una imagen lastimera y falsa de su situación. Esta es una de las obras más emblemáticas de ese movimiento llamado el Caliwood.
Ospina, en el documental Todo comenzó por el fin, hace un amplio retrato de Carlos Mayolo, en toda su genialidad y esplendor. Allí se ve, cómo, durante la grabación de la Mansión de Araucaima que dirigió Mayolo, el tiempo se agotaba para filmar más de 7 planos nocturnos cuando quedaba muy poco tiempo para que amaneciera. Entonces, en esos impulsos espontáneos del director, resolvió todo con un plano secuencia que resolvió, sin saltarse el ritmo, una de las escenas más trascendentales de la película.
Después el Grupo se disolvió, en parte por el suicidio de Caicedo. Carlos Mayolo viajó a Bogotá y se dedicó a producciones para televisión, donde inició, primero como actor de Mi alma se la dejo al diablo y Los pecados de Inés de Hinojosa; luego como director de Azúcar, Hombres y La otra raya del tigre.
El final de Mayolo fue como una vuelta a la niñez, cada vez más se convertía en impulsivo y ansioso. Terminó dictando clases de cine y sus estudiantes, a inicios de siglo le otorgaron un premio en agradecimiento con una multitudinaria congregación en el Cementerio Central de Bogotá. También recibió el Premio Nacional toda una vida dedicada al cine, galardón que el Ministerio de Cultura le entregó en el año 2006.
Carlos Mayolo falleció el 3 de febrero de 2007, sentado en la silla de su apartamento donde se sentaba a leer.