Fray Gregorio Arcila Robledo

Dom, 26/12/2010 - 23:59
Fray Gregorio Arcila Robledo nació en Chinchiná, Caldas. A los veintidós años ingresó a la Orden Franciscana en el convento de San Joaquín, en Cali, donde también llevó a cabo los estudios que
Fray Gregorio Arcila Robledo nació en Chinchiná, Caldas. A los veintidós años ingresó a la Orden Franciscana en el convento de San Joaquín, en Cali, donde también llevó a cabo los estudios que condujeron a su ordenación sacerdotal en 1921. Sin embargo, paralelos a tales estudios, ya entonces Fray Gregorio había empezado a adquirir sabiduría en los campos del conocimiento de su predilección, que no eran pocos. Por un lado, se dedicó al lento estudio de las letras clásicas, y estudió la gramática del griego antiguo y del bíblico, y del latín clásico y medieval. A juicio de los expertos, Fray Gregorio fue uno de los primeros verdaderos latinistas colombianos, cuyas traducciones desplazaron a las anteriores no sólo en las universidades colombianas, sino en las españolas también. La traducción, en efecto, fue uno de los oficios a los que se dedicó con más seriedad, y en la que logró resultados admirabes. Tradujo a Ovidio, Marcial, Virgilio y Boecio, y sobre todo las Odas de Horacio. Del griego hizo una traducción de las Fábulas de Esopo y una memorable de los Idilios de Anacreonte, cuya primera edición, del año 43, anuncia en el subtítulo con orgullo: “traducción directa del griego sin más ni menos ideas y versos que el original”, apreciación por lo demás exacta, y que le valió el reconocimiento de varios especialistas. Pero los intereses de Fray Gregorio no se limitaban al culto de la cultura clásica, pues incluían, como perfecto complemento, el estudio del idioma español en su uso popular. Al respecto escribió la Revaluación de nuestro vocablo popular, en la que defiende el idioma hablado arguyendo que los refranes son “la primera manifestación de la filosofía del pueblo”, posición sin duda vanguardista para su época sobre todo proviniendo de un sacerdote. De todas formas, la obra por la cual se le recuerda aún hoy, no es ni la lingüística, ni la clásica, ni la poética (a la cual también se dedicó), sino la histórica. Los Apuntes históricos de la provincia franciscana de Colombia es un ambicioso tratado de historia nacional contado a través de la historia de su Orden, que es tal vez uno de las investigaciones más valiosas de la primera mitad del siglo XX, y que le valió la nominación como miembro de la Academia Colombiana de Historia en 1933. Veinticinco años y varios volúmenes más tarde, murió Fray Gregorio en el mismo convento de San Joaquín de Cali en que inició sus estudios, y dejándonos la apreciación de su obra humanística en nuestras manos, pasó a dejar la de su obra espiritual en manos del Señor.
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