La gota fría de Emiliano Zuleta

Mar, 30/10/2018 - 13:33
Emiliano Zuleta Baquero es considerado como el pilar de la Dinastía de Los Hermanos Zuleta, un apellido de compositores y cantantes que han mantenido por años la tradición oral de la costa Caribe c
Emiliano Zuleta Baquero es considerado como el pilar de la Dinastía de Los Hermanos Zuleta, un apellido de compositores y cantantes que han mantenido por años la tradición oral de la costa Caribe colombiana y el género patrimonio cultural del país, el Vallenato. Nació en una vereda llamada La Jagua del Pilar en la Guajira el 11 de enero de 1912. Su infancia transcurrió entre cantos y trabajo, porque su madre lo cedió a los 12 años como peón para una finca en La Sierra Montaña, a cambio de un sueldo y la manutención del menor. Tiempo después tuvo que regresar a su casa porque su mamá, Sara Baquero, había sido abandonada por su padre, Criscóbal Zuleta. Así que tuvo que colaborar para poder mantener la casa y a sus hermanos, hasta que conoció el acordeón. A los 16 años, Emiliano Zuleta era un enamorado del acordeón y tocando en alguna que otra parranda, decidió quitarle un acordeón de la colección a un tío suyo que no lograba sacarle melodía al fuelle. Con ella empezó sus primeros versos a cambio de un trago en cualquier parranda que se colara. [single-related post_id="970458"] Con el tiempo decidió devolver el instrumento y disculparse con su tío. Ya había logrado conformar un grupo llamado Plan con otros amigos músicos. Ese grupo reunió el dinero para comprarle el primer acordeón, pero no era una tarea fácil. Tenía que ir hasta Valledupar donde estaba la tienda. Toda una osadía musical. En el camino, con unos cuantos tragos en la cabeza, se toparon con una parranda y decidieron parar. En ella estaba tocando Lorenzo Morales y Emiliano Zuleta no se aguantó las ganas de entonar unos versos, pero no tenía con qué, según contó en una entrevista para la Revista del Festival de la Leyenda Vallenata. Así que decidió pedirle el acordeón al maestro Morales, pero entre versos se le escaparon algunas puyas al dueño del instrumento. Era común, pero al dejar el aparato les ofrecieron un trago, por tradición el orden era el acordeonero, luego el guacharaquero y finalmente el cajero, pero como el acordeón no era suya debían dárselo a Lorenzo. El que repartió las copas le entregó el trago a Zuleta y eso despertó una enemistad con Lorenzo que continuó con las puyas, en un tire y afloje que duró más de nueve años y del que resultó uno de los mayores clásicos de la música vallenata como La gota fría. De su composición surgieron otras composiciones como El gallo viejo, La pimientica, El regreso de Carmen y El piñal, además de otras grandes canciones tradicionales del género. Como él mismo reconocía, pudieron ser muchas más sus obras, pero en su tiempo no existían formas de grabar todas las canciones. Su gusto por el trago lo llevó hacia el final de su vida a sufrir complicaciones cardíacas y del sistema circulatorio, las mismas que le produjeron la muerte el 30 de octubre de 2005.
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