El 27 de septiembre de 1590 terminó el pontificado más corto de la historia, una de las marcas difíciles de superar en la Iglesia Católica. A pesar de que Giovanni Battista Castagna fue el nombre por el que lo reconocían de pequeño, fue como Urbano VII que este hombre pasó a la historia.
Castagna nació en Roma, el 4 de agosto de 1521. Como casi todos los que llegaron a alcanzar esos cargos en esa época, provenía de una familia perteneciente a la nobleza, incluso, uno de sus tíos fue cardenal.Su interés por el derecho civil y canónico hicieron que se dedicara a estudiarlos y se doctoró de ambos, en Bolonia.
En la Iglesia Católica desarrolló una trayectoria ascendente que lo hizo pasar por variados cargos. Su nombre estuvo acompañado en distintas épocas por los títulos de nuncio, gobernador, árbitro de segnatura, obispo, consultor, legado pontificio, arzobispo e inquisidor general.
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Estos puestos los ocupó en diferentes ciudades de Europa, por lo que empezó a generar un reconocimiento y unos vínculos que lo hicieron estar, a sus 69 años, en la lista de aspirantes a papa después del fallecimiento de Sixto V.
El cónclave contó con la participación de 54 cardenales e inició el 7 de septiembre de 1590. Siete días después hubo humo blanco y Giovanni pasó a ser Urbano VII.
Sin embargo, fue poco lo que alcanzó a hacer en ese cargo porque sólo 13 días después de que fuera nombrado falleció de malaria. Paradójicamente, este mismo hecho hizo que pasara a la historia y hoy sea recordado por un logro para el que poco se esforzó.
En otros momentos el puesto del pontificado más corto lo mantuvo Esteban II, quien apenas alcanzó a ser papa tres días, en 752. No obstante, su papado fue considerado ilegítimo ya que ni siquiera alcanzó a ser nombrado Obispo de Roma, una de las condiciones necesarias para ser papa en ese entonces.
