2021: el reto para la alternancia educativa

El nuevo pico de la pandemia ha expandido los retos para el sistema educativo. Según cifras reportadas por la Unicef y el PNUD, a finales del año pasado cerca de 10,5 millones de niños y jóvenes de primera infancia hasta la secundaria en Colombia se vieron afectados por el cierre de los colegios; barreras tecnológicas y de acceso han dificultado la educación virtual, y la virtualidad, a su vez, ha impedido la exploración de habilidades blandas para su adecuado desarrollo cognitivo, comunicativo y emocional. El futuro de nuestro país son todos esos niños y jóvenes que necesitan hoy más que nunca estar escolarizados, por eso es pertinente que el Gobierno Nacional y las entidades territoriales avancen en acciones que permitan su retorno a la presencialidad bajo el modelo de la alternancia, sobre todo en aquellas poblaciones donde la cadena de contagio es baja.
 
La virtualidad nos acerca no solo a masificar la transmisión del conocimiento, sino que también puede favorecer la pedagogía, la capacidad del docente y el compromiso con los estudiantes. Para nadie cabe duda que se convirtió en la gran aula de clases del mundo entero, la herramienta más importante que impidió la interrupción del proceso educativo en los colegios y universidades; y que, en alguna medida, contribuyó a combatir los efectos adversos que puede tener el confinamiento para el desarrollo de los menores. Sin embargo, sigue siendo la presencialidad la herramienta fundamental para el desarrollo integral de los niños: les brinda un aprendizaje de calidad, la promoción del desarrollo de competencias socioemocionales y, muy importante también, les garantiza una adecuada alimentación, de la cual lamentablemente miles de niños colombianos carecen en sus hogares.
 
Sin desconocer que lo primero es la vida y la salud de los colombianos, en esta materia la prioridad debe ser la de redoblar esfuerzos para mantener un sistema de alternancia que le permita a Colombia fomentar un aprendizaje realmente efectivo en las aulas y fuera de ellas, creando espacios en los que los estudiantes puedan tener relación con sus compañeros y converger con herramientas tecnológicas. Las secretarías de educación de las entidades territoriales y el Gobierno Nacional deben seguir habilitando los protocolos en todos los colegios para que este inicio progresivo a la presencialidad sea seguro. Eso sí tomando en cuenta la tasa de contagio de cada municipio para que sean aquellos que presentan un nivel de contagio bajo los primeros en recibir nuevamente a los estudiantes en sus aulas. Esta reapertura gradual, por supuesto, incluye cambios en la jornada escolar y en los horarios, favoreciendo el distanciamiento social adecuado, lo cual dependerá del comportamiento de la pandemia.
 
Celebramos que el 100% de las entidades territoriales certificadas en educación hayan tramitado planes de alternancia educativa en noviembre del año pasado; destacamos, además, que el 80% de ellos fijaran una fecha de inicio de actividades. El modelo de alternancia sujeto a una combinación entre afluencia, capacidad y coordinación contribuirá con un equilibrio que garantice la salud y a su vez permita que los estudiantes avancen en su ciclo académico.
 
El cambio en contenidos y formas de evaluación, la dificultad en el acompañamiento de los padres de familia, la falta de flujo de caja y por ende afectación en la estructura financiera de las escuelas y colegios, la brecha educativa en la ruralidad, y el alza en la deserción escolar son grandes retos que enfrenta nuestro sistema escolar. Según el Ministerio de Educación, en el 2019 en los niveles de transición, básica y media en el sector oficial desertaron más de 237.000 estudiantes, y en el sector no oficial fueron más de 36.600. Estas cifras han aumentado en el último año, debido a problemas económicos, académicos, falta de gusto por el estudio, necesidad de trabajar, en muchos casos sustentado en las consecuencias de la pandemia.
 
El escenario actual nos ha dejado una gran tarea: seguir avanzando para definir estrategias que apoyen la conectividad y el acceso a contenidos digitales en los hogares más vulnerables. Es fundamental la articulación entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, para lograr una mayor cobertura de internet regional e incentivar a los docentes, estudiantes y padres de familia en la adquisición de herramientas para el buen dominio de las plataformas tecnológicas. Hoy la conectividad se instaura como una necesidad inaplazable.
 
La pandemia nos hace un llamado a adaptarnos a estrategias y metodologías más eficaces, a fortalecer la formación docente, a acelerar el acceso a la conectividad y a certificar la apropiación digital, permitiendo así una educación inclusiva, equitativa y de calidad. La educación es un bien común, es un derecho social e insumo principal para la transformación y el desarrollo de nuestro país.
 
Encima: Pronta recuperación ministro Carlos Holmes Trujillo, su liderazgo es clave para seguir desmantelando a las bandas criminales que tanto daño le hacen a nuestro país. Jugar a desinformar, sobre todo cuando se trata de la vida de una persona, es un acto reprochable que nada tiene que ver con la política, es puro terrorismo psicológico que no debe ser tolerado.

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