74 años de vida institucional del Chocó: ¿Habrá algo que celebrar?

La Ley 13 del 47, subió de Intendencia a Departamento al Chocó, un salto que para muchos fue precipitado, pues aparte de las ganas, no reuníamos los requisitos para hacerlo.

Eliseo Arango Ramos, Augusto Ramírez Moreno, Sergio Abadía Arango y Diego Luis Córdoba, fueron los impulsadores de la creación del departamento, aunque Diego Luis, se ha llevado todos los honores, fue Arango Ramos el que estuvo detrás de las decisiones del Presidente Mariano Ospina y de su bancada en el legislativo, que fueron las que conformaron las mayorías para lograr la votación positiva para la creación del departamento del Chocó.

Pero aquí no vamos a hacer una clase de historia, lo que nos compete a propósito de los 74 años de su creación, que se celebró antier, 3 de noviembre, es hacer un acto de contrición, donde reconozcamos, eso sí, despojados de cualquier romanticismo, apego, apasionamiento y sobre todo, afiliación política, las carencias, las luchas, las derrotas, las desilusiones, los retos y los desafíos, que hemos tenido que pasar en estos 74 años de institucionalización de este departamento.

Ocupamos el vergonzoso puesto 32 de los 32 departamentos en productividad y competitividad, el desempleo estructural es del 23,6%, es decir, de 100 personas aptas para trabajar, 24 no tienen acceso a empleo, solo el 1% de nuestros recursos son utilizados para inversión social, según un estudio recientemente divulgado por la Contraloría General de la Republica ¡y ojo! Los índices de asesinatos son alarmantes: 585 jóvenes en 6 años, 130 según cifras extraoficiales en lo que va el 2021.

El panorama debería ser más desolador, si a esta columna le agregáramos, las cifras de corrupción, de inseguridad, desplazamiento forzado, minería ilegal, infraestructura deficiente, narcotráfico, aislamiento, situación económica precaria, presencia de grupos armados ilegales, desempleo, cobertura insuficiente de salud y servicios públicos, que desde el primer paro cívico en agosto 22 del 67, cuando los chocoanos le exigían a Carlos Lleras Restrepo “Agua y Luz”, se han venido sumando otros requerimientos, pero aún subsisten estos dos, porque no solo siguen padeciendo por la falta de un acueducto y un alcantarillado digno, sino también de un idóneo servicio de energía.

Podríamos seguir enumerando problemas todo el día, esos mismos que agravan la crisis humanitaria que vive el Chocó, que además de todo lo anteriormente mencionado, es el departamento del país con el mayor porcentaje de personas en situación de pobreza (62,8 por ciento) –en Bogotá es del 10,4 por ciento– y de pobreza extrema (37,1 por ciento), aunque en el último año se han registrado descensos en ambos índices, según el Dane.

El departamento del Chocó también ostenta el triste récord de ser la región con el mayor índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NIB) del país –como vivienda, servicios públicos, educación, etc.–, con el 79,1 por ciento de la población afectada, casi triplicando el promedio nacional que es del 27,7 por ciento. Así mismo, el informe más reciente de la Dirección General de Apoyo Fiscal del Ministerio de Hacienda señala que este departamento, de 30 municipios y más de 500.000 habitantes, es uno de los que menos le aporta a la economía del país.

Otros indicadores negativos que indignan al Chocó señalan que el departamento ocupa el quinto lugar en el país en la tasa de mortalidad infantil asociada a la desnutrición, con 35 de cada 100.000 menores de 5 años, mientras que la tasa nacional es de 6,8, según las más recientes cifras consolidadas del Instituto Nacional de Salud.

Y según la Defensoría del Pueblo, el Chocó presenta una desnutrición crónica de 18,5 por ciento, superando el indicador nacional que es del 15,9 por ciento y que hasta la fecha se han registrado 10 casos de muerte de menores por esta causa en el departamento.

El estudio también señaló que el 37,3 por ciento de los chocoanos ha alcanzado el nivel de básica primaria; el 25,8 por ciento, secundaria, y solo el 7,3 por ciento el nivel superior y posgrado. Otra cifra alarmante es que uno de cada cinco habitantes no cuenta con ningún nivel educativo. Cifras que por la pandemia del Covid 19, han aumentado.

Además –según datos del Ministerio de Educación–, el Chocó se ubica en los últimos lugares en materia de progreso educativo, y solo supera a La Guajira, Nariño y Cauca.

Lo anterior, porque el Índice de Progreso Educativo de Chocó (que fue del 13,4 por ciento y que se mide, entre otros aspectos, por el desempeño de los estudiantes en las pruebas Saber Pro) es inferior al promedio nacional: 28,8 por ciento. Por otra parte, la cobertura de internet es de apenas el 2,8 por ciento en el departamento, mientras que el acceso promedio en el país es del 22,2 por ciento. En Quibdó, esta cifra es del 11,3 por ciento, de acuerdo con estadísticas del Mintic.

Hay que anotar eso sí, que esta debacle, que para cualquier parroquiano que lea y habite en el interior del país, resulte alarmante, siendo causal para culpar a los gobiernos nacionales (actual y anteriores), por la decidía y el abandono de esta hermosa región, no es óbice para exigir a los mandatarios locales, más gestión, más sentido de pertenencia, para así, poder salir del abismo institucional en el que se encuentra el departamento hace más de 50 años.

Dicho lo anterior, ¿habrá algo que celebrar?

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