Esta columna fue escrita previo a conocer la falta de controles que se han presentado en el aeropuerto El Dorado frente a la urgencia de contención del COVID-19 en Bogotá y en Colombia. Pero los datos que aquí suministramos son una importante referencia para tener una dimensión precisa de la enorme interacción que genera el aeropuerto El Dorado y los riesgos justamente de no realizar controles estrictos y efectivos.
Riesgo de colapso en El Dorado.
El Dorado ya es uno de los aeropuertos con más operaciones aéreas de Latinoamérica, mientras el número de operaciones creció 5% el año pasado. Este crecimiento puede verse truncado ya que el aeropuerto bogotano está llegando a sus límites operacionales, tanto en el número de operaciones aéreas por pista como en número de zonas de embarco y desembarco, comúnmente llamadas posiciones de contacto.
Aunque generalmente se usa el número de pasajeros para medir la capacidad de un aeropuerto, este no es un buen indicador. Da mejor cuenta de la capacidad del aeropuerto el número anual de operaciones aéreas, este indicador no depende del tamaño de los aviones que comúnmente usan las pistas, tiene en cuenta el número de operaciones privadas, las operaciones de carga, e incluso las operaciones militares. No hay muchos aeropuertos en el mundo que tengan una pista con tantas operaciones aéreas como la pista 1 del aeropuerto El Dorado, esto en parte debido a que la segunda pista tiene restricciones (que se están revaluando en este momento) entre 10 pm y 6 am, lo cual limita bastante su uso.
En general, alrededor del mundo cuando las pistas de un Aeropuerto sobrepasan las 120 mil operaciones al año. Se inician los estudios para construir una nueva pista. Cuando se superan las 130 mil se inicia su construcción de cara a no llegar a las 140 mil. Habitualmente se busca que las pistas estén en el rango entre 100 y 120 mil operaciones aéreas al año, un equilibrio entre capacidad de crecimiento y eficiencia. El Dorado ya sobrepasó las 190 mil operaciones anuales en su pista uno, sin embargo, las obras de una tercera pista para la ciudad están lejos de empezar.
Se suele dar mucho el ejemplo del aeropuerto londinense de Heathrow, con sus casi 240 mil operaciones aéreas por pista, como referencia de que El Dorado no requiere más pistas, pero poco se dice que Londres tiene otros 5 aeropuertos, dos de los cuales están en capacidad de recibir cualquier tipo de avión y que el gobierno británico está buscando desesperadamente añadir pistas a alguno de los 3 aeropuertos principales del área metropolitana.
Como se puede observar en la tabla 1, la realidad es que aeropuertos con más de 180 mil operaciones por pista son excepciones extrañas, es mucho más simple encontrar grandes aeropuertos con menos de 100 mil operaciones anuales por pista. Un ejemplo emblemático sería el del aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol con menos de 90 mil operaciones anuales en cada una de sus 6 pistas.
Pero el número de pistas no es el único problema del aeropuerto El Dorado: el número de posiciones de contacto para aviones es también muy bajo. Mientras Heatrow con dos pistas tiene más de 100 puntos, el aeropuerto bogotano cuenta con alrededor de 50. Es indispensable atacar estos dos problemas y otros simultáneamente, solo así se logrará ampliar de forma efectiva la capacidad del aeropuerto.
Aunque se ha anunciado que existen varios proyectos para ampliar el aeropuerto actual, la ANI, entidad encargada, aún no ha tomado una decisión sobre el proyecto a realizarse. Que aún no se haya tomado una decisión es preocupante, solo entre 2018 y 2019 el número de operaciones aéreas del aeropuerto creció 5% llegando a 351 mil operaciones en 2019, transportando 34.975.009 pasajeros y 724 mil toneladas de carga.
Es importante que el gobierno tome una decisión muy pronto, una tercera pista más corta, dedicada a aterrizajes aumentaría bastante la eficiencia del aeropuerto y eliminaría la necesidad de quitar las restricciones de la segunda pista, algo que afectaría fuertemente a la comunidad de Fontibón.
Demoler el Puente Aéreo y utilizar los terrenos circundantes para hacer una nueva terminal 2 más amplia que genere posiciones adicionales de contacto, extender la terminal 1 en su parte sur, relocalizando los tanques de combustible que ocupan la zona actualmente, son opciones que ayudarían a generar capacidad adicional. Adecuar la pista del aeropuerto de Guaymaral para que los vuelos privados e incluso los militares que funcionan en El Dorado se trasladen reduciría el colapso del aeropuerto.
La situación del aeropuerto de los bogotanos es preocupante, se requieren decisiones rápidas, este tema ya no da más espera. No hacer nada terminará en la reducción de la competitividad de la ciudad y en la dificultad para que nuevos turistas lleguen a la ciudad, en últimas afectando la economía y el empleo. Pero, además, esta decisión no se puede tomar por encima y a costa de la tranquilidad de las comunidades como las de Fontibón.
