La adaptación al cambio y la capacidad de innovar son algunas de las aptitudes más importantes que un líder debe poseer y por lo que deben ser conscientes con las nuevas tendencias que surgen. Adoptar una nueva forma de liderar flexible, disruptiva, innovadora, experimentada, visionaria y con capacidad de aprendizaje y de reinventarse, es la manera más eficiente y eficaz para afrontar los retos empresariales, económicos, sociales y políticos que se presentan, siempre y cuando se entiendan claramente las tendencias del mercado y los requerimientos de los clientes y consumidores.
Actualmente, lo que un día puede ser clave para la empresa y funcionar, al día siguiente puede no ser fundamental. Por ello, los líderes deben estar dispuestos a experimentar y probar nuevos métodos de trabajo, adquiriendo un cambio hacia una mentalidad experimentadora, lo que permitirá estar preparado para las contingencias en el futuro y enfocarse en un crecimiento exponencial de la empresa.
Es por ello que una empresa debe anticiparse y prever las dinámicas que puedan surgir en el mercado en un futuro próximo, de lo contrario estarán destinadas a desaparecer. Desarrollar un pensamiento crítico en las empresas es vital para que todos sus integrantes estén enfocados en la misma dirección, anticipándose y adaptándose a los constantes movimientos del mercado, con el propósito de mantenerse y ser competitivos en un mundo tan cambiante, como el actual.
Un trabajador con pensamiento crítico es capaz de ver el potencial ante las situaciones que puedan afectar al negocio, de una manera mucho más ágil que uno convencional. Esto gracias a las habilidades que permiten que vean oportunidades, donde otros ven obstáculos. Abrirse a nuevas metodologías, pensar más en el cliente que en el producto, así como atreverse a fallar y a volverlo a intentar, son formas de repensar la empresa.
Los directivos están cambiando sus perspectivas debido a un nuevo contexto, marcado por una serie de tendencias y acontecimientos que se han afianzado desde el inicio de la pandemia, como las nuevas formas de trabajo, la transformación cultural y digital, la fragilidad de la cadena de suministro global, la incertidumbre política del país o una invasión como la rusa a Ucrania, que agravan los problemas ya existentes con anterioridad, como la inflación, la corrupción, la violencia y la desigualdad educativa, laboral y digital entre otras.
De otro lado la sostenibilidad es una prioridad, que aunque tarde por los daños causados al medio ambiente todavía hay posibilidades de actuar en beneficio de la humanidad, una prioridad estratégica que según la consultora Gartner, esta siendo una gran presión para los líderes por parte de los grupos de interés o “stakeholders” para crecer de manera constante, rentable y responsablemente. En este sentido, 64% de los directivos coinciden en que los esfuerzos que realizan en torno a los criterios ESG (siglas en inglés de “Environmental, Social and Governance” (ambiental, social y gobernanza) atraen cada vez más inversionistas.
Los criterios ESG se refieren a factores ambientales, sociales y gobierno corporativo que son tenidos en cuenta a la hora de invertir en una empresa, convirtiéndose en la referencia de la inversión socialmente responsable. La E de Environmental integra el efecto que la actividad de la empresa tiene en el medioambiente. La S de Social incluye el impacto que se tiene en la comunidad y la G de Governance hace referencia al gobierno corporativo, como la composición y diversidad del equipo directivo o sus códigos de conducta, entre otros.
La inflación, por su lado es un problema persistente de largo plazo. Su principal respuesta debe ser una mayor productividad, mejor experiencia para los clientes, calidad, sostenibilidad y eficiencia operativa, comercial y financiera, en lugar de competir basándose en descuentos y en precios muy bajos afectando la rentabilidad, el trabajo y la competitividad.
La creación de nuevas empresas se ha convertido en la prioridad para el crecimiento orgánico y esta actividad se está acelerando, como estrategia de crecimiento a tasas superiores al promedio en sus sectores. Por esto, las empresas deben considerar medidas para reducir las emisiones de carbono y hacer crecer nuevos negocios con bajas emisiones, mientras gestionan cambios en su estructura operacional. Además, las empresas líderes deberían comprometerse con sus proveedores y MiPymes de su sector, para establecer programas conjuntos de gestión eficiente energética y sostenibilidad.
El aumento de la innovación convirtió a 2021 en el año del emprendimiento en el mundo, con más de 400 nuevos “unicornios” negocios que alcanzaron un valor de U$1,000 millones sin cotizar en bolsa, con niveles récord de recaudación de fondos entre inversionistas de capital de riesgo.
Durante la pandemia, algunas juntas directivas disruptivas, junto con los directivos lograron anticiparse y entender los riesgos externos e internos que se presentaron y encontraron oportunidades con nuevos negocios, donde otros empresarios mantuvieron el statu quo, generando perdida de control en sus empresas, perdida de mercado e inclusive de confianza en la marca.
La colaboración entre junta directiva y directivos ha venido aumentando de forma significativa, con nuevas y mejores formas de trabajar, alineándose con el propósito corporativo, logrando un crecimiento rentable y sostenible, a través de la creación de nuevos negocios, innovación en productos y servicios, la eficiente reasignación de recursos y capital, así como inversión en talento para lograr un impacto positivo en la sociedad.
A pesar de todos los cambios que se presentan en el mundo, hay varios motivos para ser optimistas, al contar con líderes capaces de impulsar el crecimiento de la economía y de la sociedad, se verán
beneficios a gran escala, que al anticiparse a potenciales crisis y gestionarlas oportunamente, se logrará un crecimiento sostenible, rentable, creativo e inclusivo a largo plazo de las empresas y del país.
