A pesar de las dificultades provocadas por la COVID-19 y el aislamiento obligado para contener su expansión y reducir la carga en el sistema de salud, 2020 fue un año productivo para nuestra causa: contribuir desde el Congreso de la República a la construcción de una Colombia más próspera y fraterna, más segura y más justa.
La pandemia no impidió que el legislativo cumpliera su mandato constitucional, pese a los múltiples intentos de algunos sectores de oposición por sabotearlo, bien atacando su legitimidad, bien manipulando mezquinamente la Constitución con fines electorales. Y aunque el espacio de esta columna es insuficiente para hacer un balance completo y exhaustivo de nuestra gestión en el Senado para bien de todos los colombianos, quiero aprovechar la víspera del prometedor 2021 para resaltar los logros más importantes y las políticas más audaces que decidimos en este 2020 que se va.
Como los derechos de los niños están primero, debo comenzar destacando la aprobación de la cadena perpetua para responsables de asesinatos y delitos sexuales en su contra que impulsamos desde el Centro Democrático. Por otro lado, en el Congreso avanza nuestra iniciativa para garantizar la operación del Programa de Alimentación Escolar ininterrumpidamente durante todo el año y sin depender de los vaivenes de la contratación pública, así como la de incluir a los niños con trastornos de aprendizaje en el proceso educativo. Otro proyecto de ley que impulsamos desde el partido y por el que trabajaremos será el de promover la programación digital, el acceso a internet en los establecimientos educativos y la titulación de bachilleres técnicos y tecnológicos. No menos importante es la exención en el pago de las tarifas del Examen de Estado de la Educación Media (Saber 11) a favor de menores de 21 años que sean víctimas de violencia y que estén incluidos en el Registro Único de Víctimas.
La promoción y defensa de nuestras tradiciones culturales, tan importantes porque forjan nuestra identidad y salvaguardan nuestra historia, también han sido nuestra preocupación. Por tal motivo, hemos puesto todo nuestro empeño para que se reconozcan como patrimonio inmaterial de la Nación la tejeduría Zenú de la caña flecha, que honra a los departamentos de Córdoba y Sucre, especialmente a sus comunidades indígenas; también a los carrieles de Envigado y Jericó, orgullo de Antioquia, que han adornado a los santos Padres; así como el Festival Nacional del Porro de San Pelayo, homenaje a ese ritmo cadencioso que anima las fiestas en las sabanas del Caribe colombiano con clarinetes y otros instrumentos de viento.
Remotamente o en la capital del país, apoyamos con determinación la adopción del Presupuesto General de la Nación para 2021: 313.9 billones de pesos, 15 más que para la vigencia 2020, orientados a reactivar la economía y financiar la expansión de la oferta social del Estado. Así mismo, acogimos la modificación del Sistema General de Regalías, cuyos pilares son la equidad y la solidaridad: reconoce el aporte de los municipios y departamentos productores, atiende con prioridad los lugares con mayores necesidades básicas insatisfechas y supera la centralista y regresiva reforma santista, que sirvió para que los recursos generados por la explotación de nuestros recursos naturales no renovables se convirtieran en la mermelada que compró conciencias. En este mismo frente, apoyamos el presupuesto de regalías para los próximos dos años: 17.3 billones que deben traer bienestar mientras nos preparamos para cambiar la matriz energética.
Nuestra fuerza nace en el corazón, y nuestro corazón está con la gente. De ahí que, basándonos en un convenio y una recomendación de la Organización Internacional del Trabajo y las mejores prácticas internacionales, propongamos la reducción de la jornada semanal de trabajo sin afectar la remuneración de los trabajadores. Estamos convencidos de que, aunque algunos sectores de la economía pueden enfrentar retos para adaptarse a esta disminución, al final del día ganarán empleadores y trabajadores como parte de un binomio virtuoso de coequiperos: aumentará la productividad y los trabajadores podrán gozar de más tiempo para compartir con sus familias, para su esparcimiento, para cultivarse. Igualmente, ocupa un lugar de primer orden en nuestro paquete social la extensión hasta marzo de 2021 de los subsidios al pago de la nómina de los trabajadores de empresas cuyas ventas cayeron 20% o más con ocasión de la pandemia, y al pago de la prima de servicios de los trabajadores que ganan hasta 1 millón de pesos; y la ley de alivios financieros, promovida por Mininisterio de Agricultura, para que 200 mil pequeños y medianos productores renegocien sus deudas.
Gracias a la tarea del Congreso de la República, especialmente del Centro Democrático y otros partidos que comprendieron que el presente momento exige unión, Colombia hoy tiene un Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo que, esperamos, servirá para descongestionar el aparato judicial y brindar al ciudadano un sistema más eficiente y predecible. Así mismo, ahora contamos con un Código Electoral, al que me referí ampliamente en mi columna anterior, que profundizará nuestra democracia fortaleciendo el sistema de partidos, valiéndose de herramientas tecnológicas y cerrando brechas entre hombres y mujeres: habrá paridad en las listas a elecciones.
Finalmente, debo subrayar, primero, la luz verde dada al Gobierno del presidente Iván Duque para adquirir con prontitud, como en efecto ya ocurrió, las vacunas que permitirán inmunizar a los colombianos contra la peste de este inolvidable 2020 (40 millones de dosis para iniciar). Segundo, dos leyes impulsadas por el Ministerio de Comercio y que son importantes para Colombia: la Ley General de Turismo, de la cual fui coautora y coordinadora ponente, que da sostenibilidad, competitividad y formalización a un sector decisivo para nuestra economía, concede beneficios tributarios para reactivar una industria duramente golpeada por las medidas de aislamiento y que, entre otras medidas, otorga un trato especial para el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, gravemente afectado por el huracán Iota; y la Ley de Emprendimiento para propiciar el crecimiento, consolidación y sostenibilidad de las iniciativas colectivas e individuales con el fin de aumentar el bienestar social y que también pretende reducir los costos y los trámites de crear empresa, además de mejorar el financiamiento, la institucionalidad emprendedora, avanzar en la educación, en la creatividad y en la innovación. Y, tercero, la aprobación de dos leyes en las que trabajé arduamente y en las que econtré el respaldo del Congreso de la República: la Ley ReactivARTE, proyecto del Gobierno, del que fui coatura y coordinadora ponente, que le da vida a Foncultura, fondo especializado que busca crear puestos de trabajo viculados a la cultura; y la Ley de Alivios, del Centro Democrático, que contó con todo el apoyo del Ministerio de las TIC y que dará un salvavidas por una única vez a más de 1.000 emisoras comunitarias y de interés público y a la televisión comunitaria de Colombia, para que queden al día en sus deudas y puedan seguir cumpliendo ese servicio público esencial al país.
Fueron muchos más los proyectos de ley, innumerables nuestras propuestas para mejorar los textos, varios los debates de control político en que escrutamos al ejecutivo. Ya habrá oportunidad para abordarlos. Entretanto, confiando que su Navidad haya sido muy feliz en compañía de sus seres queridos y que 2021 será la oportunidad para materializar nuestras esperanzas, los invito a recorrer Colombia, a pasear a lo largo y ancho de este país que sintetiza con perfección las montañas de los Andes, las playas del Atlántico y el Pacífico, las llanuras del Orinoco y las selvas del Amazonas, eso sí con cuidándonos, cumpliendo los protocolos de bioseguridad. ¡Gracias, queridos lectores!
Encima. Ya son 53 las personas quemadas con pólvora este fin de año: no juguemos con fuego. Y optimismo: vienen las vacunas y venceremos a la COVID-19.
