Hernán López Aya

Bajan…

Estamos a contadas horas del Mundial de Catar 2022. Y, como ejercicio periodístico, debo hacer monitoreo de medios de comunicación en redes sociales, para encontrar temas noticiosos.

Navegando por este mar de comentarios jartos, noticias falsas y una que otra opinión inteligente, me encontré con una publicación de Víctor Romero, periodista y narrador de ESPN, que vive en Buenos Aires y es un costeño, como el 99%, gomoso de los vallenatos (conozco un 1% que prefiere la salsa).

¡Oh, sorpresa!

El querido @SoyVictorRomero no garabateó palabra y, simplemente, publicó un video de la cuenta @FlacoStereo en el que están Gustavo Cerati y Luis Alberto Spinetta cantando la canción “Bajan”.

El poema fue compuesto por “El Flaco” en 1973 e interpretado con su banda “Pescado Rabioso”. En la versión original, el hermano de "El Flaco”, Gustavo Spinetta, toca la batería…  

Años después, la revista “Rolling Stone” la catalogó como la mejor de sus canciones; y en 2009, en el concierto "Spinetta y las Bandas Eternas", los dos monstruos decidieron cantarla de nuevo y dejar una versión emocionante para el recuerdo.

¿Pero, por qué Spinetta, Cerati y el fútbol en este texto?

Tienen una cosa en común que, para el 99% de la humanidad es obvia: La selección argentina. Para mí, el uno por ciento restante ha venido “encantándome” con los años.

Siempre le he hecho fuerza a Brasil, si Colombia no está. Y del rock brasileño rescato un par de canciones de la banda “Os Paralamas do Suceso”: Dos Margaritas y Coche viejo.

Pero con el paso de los años y de una adolescencia que siempre “tiró” hacia el Cono Sur, decidí que Soda Stereo y otro reguero de bandas argentinas moldearan mi gusto joven por la música en español.

No obstante, en esa época, artistas como Spinetta, Charly García, Nito Mestre o Gustavo Santaolalla no hicieron parte de mis casetes grabados; pero sí, de los de algunos de mis amigos y, en especial, de mis dos comprades: “El Ojón” y “El Orejón”.

Vamos por partes e hilando coincidencias:

Siempre jugamos fútbol. “El Orejón” fue el crack del grupo; “El Ojón” fue buen defensa; y yo fui buen tronco. Tanto así, que decidí parame “bajo los tres palos” y convertirme en el “cancerbero”, tomando el puesto de Galo Molina, quien decidió buscar mejor vida en Barcelona (España). Dato adicional: el hombre se convirtió en el salsero más apetecido de Cataluña y con sus “pasos prohibidos” pagó la renta, descrestó incautas y abandonó el balompié.

Y estos pasos nos llevan al otro escenario común: después de los partidos jugados, las reuniones de “tercer tiempo” fueron acompañadas con ron o “guarito”, y con música.

Tragos luego, vimos a “El Orejón” tocando la guitarra de aire; a “El Ojón” bamboleándose al mejor estilo de Axel Rose; y a mí, dañando los cojines del sofá y maltratándolos con sendos golpes de batería, que salían de las baquetas que mi papá me había regalado para tocar el redoblante en la Banda de Guerra de mi colegio.

Todo, con música de Soda Stereo.

Los mundiales fueron pretexto para jugar en las noches, después de cada partido de selecciones, y para celebrar los triunfos al calor del anís, el agave y bajo el frío del antejardín de la esquina de la calle en la que vivía, y a la que decidimos bautizar como “La Oficina”.

La otra casualidad es que nunca, pero nunca, le hicimos fuerza a Argentina, a pesar de sus cracks y su forma de lucharla en la cancha.

Con los años, las cosas cambian, al igual que los gustos y las aficiones. En tiempo de remembranza, con los dos compas y mirando “Rompan Todo”, un documental sobre el rock en Español, coincidimos en que fuimos afortunados por la música que nos tocó; por los cracks que hemos visto en la tele o en las canchas de los barrios en las que jugamos; y por lo más importante: los lazos de amistad que el rock y el fútbol fortalecieron y que nos tienen a punto de cumplir 35 años de andar juntos.

El equipo también fue integrado por El Negrito Vélez, Harolito, El Nesss, Prietico, Yeye y mi primo Gigio.

Le agradezco a la vida, y al monitoreo de medios, haber encontrado el mensaje de Víctor. Me impulsó a escribir, en tiempo récord, lo que significan los mundiales y lo que puede uno tomar como alternativa, para superar la tusa de la ausencia de Colombia en el certamen:

Spinetta, fútbol y Soda Stereo…

Ah… Y uno que otro guarito…

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Hernán López Aya
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