
Las oportunidades que representa para una ciudad estar despierta y en funcionamiento las 24 horas son múltiples y hasta el día de hoy están siendo descubiertas, estudiadas y entendidas como una posibilidad de inclusión social y desarrollo para las urbes que deciden organizarse para ello. La pandemia del Covid-19 ha traído consigo efectos que han desbordado a las ciudades, convirtiéndolas en escenario de grandes y contundentes cambios socioeconómicos. Por ello, reactivar la economía manteniendo el distanciamiento social como herramienta para evitar la rápida propagación del virus, trae consigo una inigualable oportunidad para la Bogotá Productiva 24 Horas.
En este sentido, prácticas alrededor del mundo se han desarrollado sobre la economía nocturna, todas llegando a la conclusión que para realizar una correcta gestión de tal economía, se debe proporcionar una oferta regulada, planificada y estratégica de los bienes y servicios, que además, respete tanto a quienes quieren tranquilidad para descansar, como a quienes deciden aprovechar la noche de manera activa.
En concordancia con lo anterior, resulta fundamental entender las dinámicas propias del territorio. En primer lugar se requiere identificar la distribución de las actividades económicas y sociales; los lugares, grupos o sectores económicos llamados a reactivar la economía; entendiendo la noche más allá de la rumba, y en segundo lugar, definir las estrategias de movilidad y seguridad, para repensar su oferta, brindando corredores seguros y el transporte necesario según las actividades y las etapas del día.
En tiempos de no pandemia esta estrategia cobraba importancia como una disposición para la generación de empleo; según cifras proporcionadas por la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) en el mes de febrero del año en curso, se estimaba que iniciar la implementación de la estrategia aumentaría el comercio en un 30% y generaría cerca de 12 mil empleos en su primera etapa. Sin embargo, en la actualidad, su implementación tiene aún mayor importancia, entendiéndose como una medida de protección al empleo y mejora en la salud pública. Sus potencialidades contemplan desde el impulso de las industrias creativas hasta la sostenibilidad, la recuperación del sector turismo y de la oferta cultural, productiva, comercial y cívica.
En este orden de ideas se hace indispensable la articulación de la multiplicidad de actores que confluyen en una ciudad 24 horas, pues todos deben participar directamente en la coordinación de la economía nocturna, teniendo como puente al “Gerente Nocturno”, una figura encargada de administrar de manera específica esa oportunidad que representa el funcionamiento de la noche, así como de intermediar con la ciudadanía, la industria y la seguridad, manteniendo el orden de la ciudad y una buena relación entre los diferentes actores; cumpliendo el papel de interlocutor entre quienes consumen la noche, la producen y la regulan, encargándose además, de diversificar y promover la actividad nocturna y buscar una normativa e institucionalidad que permita su desarrollo.
De ahí, que la oferta de los servicios institucionales, empresariales, médicos, entre otros, deban existir como una oportunidad 24 horas para quienes los demandan, respondiendo a las características propias de la ciudad y sus necesidades. En esta línea, por ejemplo, es fundamental la oferta de jardines infantiles y centros de atención al adulto mayor 24 horas, así como de la multiplicidad de servicios que se prestarán en las denominadas “manzanas del cuidado”, espacios donde se aglutinan todas estas ofertas intersectoriales, beneficiando a las poblaciones que requieran de los servicios, tal como lo establece el Sistema Distrital del Cuidado, propuesto y aprobado en el Plan de Desarrollo “Un Nuevo Contrato Social y Ambiental para la Bogotá del Siglo XXI”.
La nueva hoja de ruta para Bogotá contempla la puesta en marcha de esta iniciativa integral Bogotá Productiva 24 Horas, superando la mentalidad de una “Bogotá Despierta”, que hace rato debería estar funcionando para descongestionar la ciudad en materia de movilidad, como lo son las tareas de cargue y descargue. El documento guía para el Distrito parte de una visión productiva y competitiva de la ciudad como parte de las acciones tendientes a reactivar la economía y su tejido productivo en el marco del COVID-19.
En consecuencia, Bogotá necesita una acción corresponsable del sector público, el privado y los ciudadanos en general, donde se genere un diálogo colaborativo, articulado y armónico, que entienda la ciudad como una estructura policéntrica, en donde no hay un solo “centro” de actividades y una zona residencial apartada, sino, múltiples centros de desarrollo, que representan un uso eficiente de la infraestructura de todos los bogotanos, la cual significa hoy una oportunidad para reinventarnos como sociedad y reactivar la economía de la capital.