Covid y economía

Desarrollo Económico

La emergencia que vivimos hoy por el riesgo de propagación del Covid 19 y las medidas necesarias para ganar tiempo y así estar mejor preparados para enfrentar sus efectos en el sistema de salud han tenido enorme impacto en la economía. A los gobiernos les corresponde el desafío de defender la vida –la innegable prioridad- al tiempo que deben desplegar medidas para garantizar que funcione, en medio de las urgencias, una economía de contingencia. Como lo ha afirmado la alcaldesa Claudia López, se requiere continuar y fortalecer el programa de apoyos a los hogares más pobres a través de Bogotá Solidaria y poner en marcha un plan para aquellos sectores de la clase media y comerciantes que son vulnerables en este escenario de crisis. Nuestras alertas de control político en esta materia se han dirigido a identificar y visibilizar grupos altamente sensibles, como  artistas, artesanos, trabajadores independientes, desempleados, vendedores informales, conductores y propietarios de pequeños y medianos negocios, que desde ya requieren del apoyo estatal.

Pero también hay otra serie de medidas necesarias, tanto el corto como en el mediano plazo; unas sobre la coyuntura y otras que exigen una reflexión de fondo sobre el modelo inequitativo que nos han impuesto por décadas. A continuación compartimos algunas, aún en borrador, de aquellas cuya implementación está en manos de la ciudad, y abrimos el debate en otros puntos donde se requiere la decisión de la Nación. 

Corto plazo

No sólo es importante entregar transferencias monetarias sino garantizar que estas alcancen para adquirir los alimentos suficientes, por lo tanto, el control de precios es fundamental. El primer frente es el que está a cargo del IPES, las plazas de mercado distritales; allí ya se han escuchado quejas sobre el incremento acelerado de precios. Se debe indagar la causa de esa alza y extender el control a otros centros de abastecimiento de la ciudad. En paralelo, los canales para las denuncias sobre el tema deben ser difundidos más ampliamente, como el que dispone la Secretaría de Desarrollo Económico para denunciar la especulación de precios y las anomalías en el abastecimiento alimentario a través de la línea 3693755.

Atado a este punto está la denuncia y el descontento de campesinos, que afirman que no se están recogiendo sus productos (las redes sociales están inundadas de estos casos). Esto quizá para generar una escasez ficticia de alimentos para aumentar los precios o por algún tipo de dificultad que estén teniendo los intermediarios de la cadena de abastecimiento. Determinar la causa de este hecho es fundamental tanto para el Distrito como para el país para la seguridad alimentaria. 

Ya organizaciones internacionales como la FAO han llamado la atención sobre los riesgos de que se rompan cadenas de abastecimiento de productos debido, por ejemplo, a la dependencia de bienes o insumos importados ante las afectaciones que tendrá el comercio internacional por el cierre de fronteras y por la necesidad de retener alimentos de cada país para su consumo interno. También es una barrera factible la falta de personal necesario para la producción de una mayor cantidad de alimentos. Es necesario que se verifique, de la mano de autoridades nacionales, si ese riesgo existe para la ciudad y el país y tomar las medidas necesarias de forma anticipada.

Por otra parte, es necesario tomar medidas para facilitar la contratación de personas que hayan perdido su fuente de ingreso en sectores que en este momento requiere mayor cantidad de empleados, por ejemplo, supermercados o abastecimiento en general. El papel de intermediación de la Secretaría de Desarrollo Económico y del IPES debe fortalecerse. Hoy se adelanta un esfuerzo de articular a empresas de confecciones que puedan ser proveedoras de elementos de bioseguridad, lo cual es una muestra de apertura hacia las oportunidades que genera la coyuntura para un sector del empresariado dispuesto adaptarse a nuevas demandas del mercado.

Modelo económico después de la crisis

En el caso de Bogotá, el enfoque del plan de desarrollo en el tema económico debe cambiar totalmente. Estaba demasiado centrado en los sectores de economía naranja y economía del conocimiento, sectores importantes, pero no únicos. Esta era una crítica nuestra al plan antes de la crisis. También fue una observación del Consejo Territorial de Planeación Distrital, CTPD, ante la importancia de ramas como la industria y el comercio en la generación de empleo. Esos sectores están especialmente afectados por la pandemia y deberán convertirse en prioridad para la recuperación del tejido productivo de la ciudad.

Ya a nivel general hay que tener en cuenta el necesario viraje del modelo económico. Preocupa que una de las fórmulas planteadas por algunos expertos para la recuperación económica sea la flexibilización laboral. Eso es hacer que los trabajadores sean los principales perdedores hoy, porque se ven afectados por la posible pérdida de sus puestos de trabajo, y mañana (en la fase de recuperación) también perderían porque el modelo al que se insertarían laboralmente de nuevo les ofrecería trabajos menos dignos y con menor estabilidad. 

La idea es formalizar cada vez más el trabajo para tener una sociedad con mayor bienestar general y no meter más gente en un esquema “formal” pero sin trabajos realmente dignos. “Igualar por lo bajo” solo ha traído vulnerabilidad y desprotección social, que es lo que ha evidenciado de manera descarnada esta crisis.

El camino es repensar el sistema fiscal, que sea más diferencial y justo y en realidad apoye la creación y el mantenimiento de empresas (especialmente mipymes). También hay que revaluar profundamente el papel del sistema financiero, el que siempre genera las mayores ganancias en esta economía, pero ni en crisis es capaz de ser un apoyo para el sector real de la economía.

Finalmente, hay que tener en cuenta que si se adoptan soluciones como una política fiscal amigable con mipymes para reactivar la economía, el sistema de incentivos puede irse relajando a medida que se supere la crisis, en cambio, si se opta por flexibilizar el mercado laboral, ese camino no tendrá vuelta atrás con todas las consecuencias que tiene esto para el trabajo decente.

Respecto al ambiente, esta crisis nos puso de frente con las consecuencias de una producción y consumo irresponsable. Las prácticas sustentables ya no pueden ser una invitación sino una obligación. En próximas columnas profundizaremos sobre este aspecto.

Postdata. En esta emergencia, muchas voces han salido, con razón, a reclamar el hecho de no contar en Colombia con un subsidio de desempleo efectivo (el existente es bastante enclenque). Lo que algunos sectores tildaban de “asistencialista”, hoy se reivindica como necesario, un soporte para el tejido productivo de una economía.  En España vemos que para tratar de paliar la crisis se están permitiendo despidos o bajar las jornadas laborales si se demuestra una caída contundente de ingresos. Esto es posible porque tienen el soporte del seguro que mantiene ingresos para esas personas despedidas.

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