Es indudable que la globalización de la economía, la eliminación de fronteras y la revolución tecnológica trajo consigo grandes cambios, y con ellos, la necesidad de adoptar de manera eficiente las normas internacionales de contabilidad a nuestro entorno económico, un trabajo altamente complejo mediante muchos esfuerzos a través de la Ley 1314 de 2009.
Sin embargo, esta travesía que beneficia al país y al sector empresarial y nos sitúa en igualdad de condiciones para medir resultados frente a nuestros pares o competidores, no la hemos comprendido en su dimensión, continuando aferrados a nuestras propias costumbres, como gobierno, reguladores, entes de vigilancia y control y la propia profesión, desconociendo los beneficios y la visión que la misma ley desde su génesis, quiso modernizar.
Es así como aun encontramos situaciones regulatorias anacrónicas, que afectan y ralentizan la necesidad genuina de una profesión que suplica a gritos su modernización para colocarse a tono con la regulación internacional dentro de sus propios cánones y costumbres mercantiles. Ojalá seamos capaces de superarlo.