¿El declive de la Unión Europea?

No había que esperar a tener un problema como el Covid-19 para entender que los postulados del liberalismo institucional de la Unión Europea han venido fracasando. Una política exterior cada vez más individual que grupal, una política de Defensa basada en intereses nacionales o lineamientos de las grandes potencias mundiales, una respuesta en migración internacional desarticulada y porosa, y una incertidumbre política por los nuevos nacionalismos de derecha que hacen de la integración, un modelo inestable y más anárquico que nunca.

Déjenme contarles que el rumano David Mitrany, padre del funcionalismo, se equivocó. El liberalismo institucional no es más que una estructura de intereses particulares y egoístas. Hans Morgenthau y Tomas Hobbes lo definían como una lucha por el poder basado en intereses nacionales. Cada uno de los estados miembros abogan por su supervivencia generando acciones individuales antes que conjuntas, o eso esperábamos de la UE, pero no ha sido tan así que digamos. 

El desafío más grande que vive la UE hoy día es el Covid-19, problema que demanda acciones de contingencia multidimensionales, pero que no resalta importancia alguna, más allá de los esfuerzos individuales de los estados que sufren esta pandemia. ¿Qué ayuda ha recibido la región más productiva de Europa, Lombardía? Les puedo decir que ninguna. 

¿Qué es la Unión Europea hoy? La integración regional, el mejor modelo que han querido copiar Asia y América latina, se quedo con una referencia geográfica de libre circulación, pero a la ahora de enfrentar desafíos a la supervivencia, se encierran como cajas negras. ¿Es el modelo que pensábamos para integrarnos? En un mundo cada vez más globalizado el realismo clásico triunfa. 

Estamos viviendo un cambio del orden mundial abruptamente. Pensábamos que el mismo fenómeno de la globalización nos hacia más interdependientes, mitigando así los conflictos interestatales, pero nos hemos podido dar cuenta que somos convenientes ante la cooperación internacional, y ajenos hacia las acciones conjuntas. Estamos volviendo al mundo que hemos querido desconocer con teorías y paradigmas liberales y constructivistas, pues en esencia, los estados son como los seres humanos, egoístas por naturaleza. Recalca Hobbes.

Hasta que punto la UE seguirá siendo una integración regional para mitigar sucesos como la I Guerra Mundial y la II Guerra Mundial y no para interpretar los nuevos desafíos que vive el Sistema Internacional. Acaso no se debe pensar en combatir los problemas globales desde la integración regional. 

Seguramente después de esta crisis mundial, la UE no pensara igual, lo expreso por los países como Italia, Francia y España, quienes como decía el General Charles de Gaulle, no han perseguido intereses comunitarios. O como lo dice Attilio Fontana, ¿La Unión Europea para qué?

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