Sientan catedra tanto el erudito arrogante como el ignorante arrogante inflados de soberbia y vanidad. Van diciendo cuanta cosa surge de sus mentes ya sea apoyándose en su conocimiento o, quién lo creyera, en su ignorancia sin importarles jugar con fuego y atizarlo con sus prepotentes expresiones. Me refiero, en primer lugar, a personas eruditas que han logrado audiencias considerables, a los que escucho a diario, como César Vidal en su programa “La Voz” y Nicolás Morás en su programa “Los Liberales”, acompañados de sus escuderos Lorenzo Ramírez y Nicolás Martínez Laje. En segundo lugar, al mequetrefe que usurpa el cargo de presidente de Colombia. Es tan notoria la erudición de los primeros como la ignorancia del segundo, pero con un punto en común: la arrogancia la que, por su propia naturaleza, pone en el mismo plano al conocedor como al necio. No es de extrañar que en el caso del ataque terrorista de Hamás sobre el pueblo israelí, tanto los unos como los otros, no lo hayan condenado y persistan en su posición con terquedad así no hayan sido pocas las voces que les han hecho llamados a la cordura. Por erudito o ignorante que se sea no se está exento de la locura.
En los casos particulares mencionados las cosas podrían no pasar a mayores cuando se trata de simples opiniones de eruditos arrogantes, pero cuando tenemos a un presidente, ignorante y arrogante, hablando en nombre de su pueblo, la cosa se pone complicada. Que haya puntos de vista divergentes acerca de lo que ocurre en Oriente Medio es cosa sabida y admitida, lo que nos cae como un baldado de agua fría es encontrarnos, de repente, interviniendo como nación en lo que puede llegar a convertirse en una guerra de dimensiones inimaginables. No se trata de lo que piense y diga como antiguo terrorista del M19, enemigo del estado que ponía bombas acá y allá al que se le repudia y se le persigue, no señor, se trata de ese mismo tipo quien hoy, por arte de marrullas y con no poca complicidad de la clase política, usurpa el poder lo que lo hace el vocero de los colombianos, aunque su representatividad sea tan baja como inconsistente.
En sus delirios de arrogante ignorante, responde con insensatez el reclamo muy justificado que hizo el Ministerio de Relaciones exteriores de Israel a la embajadora Margarita Manjarrez “tras las declaraciones hostiles y antisemitas del presidente de Colombia, Gustavo Petro, contra el Estado de Israel, durante la última semana”, y lo hace de manera poco diplomática en un trino:
“Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos”, comienza uno de sus más recientes trinos tan delirante como irresponsable. “Las suspendemos” amenaza el mequetrefe comportándose como un pirómano que prende fuego a un bosque o a una casa. Y si millones de compatriotas no estamos de acuerdo y no somos tenidos en cuenta ¿Cuál sería la opción para Colombia?
“No apoyamos genocidios”, escribe quien tiene las manos untadas de sangre, acusando a los israelíes. No lo decimos los colombianos del común victimas del terrorismo cuando nos enteramos de los viles actos de violencia cometidos por los terroristas que hoy defiende el que lo fue con las armas y hoy con el poder desde la presidencia de la República.
“Al presidente de Colombia no se le insulta”. ¿Qué es ese lenguaje? Ni que fuera pelea de patio de recreo.
“Convoco a América Latina a una solidaridad real con Colombia. Y si no es capaz, será el desarrollo de la historia la que dirá la última palabra como en la gran guerra del Chaco.” ¿Convoca a América Latina a solidarizarse con Colombia? ¿Hace un llamado a las memorias de su mentor Fidel y su amigote Chávez o a los sobrevivientes del Foro de Sao Paulo? Esto es de locos. Y ¿qué carajos tiene que ver la “gran” Guerra del Chaco con todo esto?
¿Hacer mención de los mercenarios Yair Klein y Raifal (¿) Eithan que “desataron la masacre y el genocidio en Colombia”, no será una especie de provocación?
Como es de esperarse del, para vergüenza nuestra, actual presidente de Colombia, siendo un arrogante y un ignorante de la peor calaña, la guerra verbal que ha emprendido contra Israel y su apoyo a los terroristas de Hamás nos puede poner en una posición muy delicada que afectaría gravemente nuestra, ya de por sí, grave situación interna. Es hora de tomar cartas en el asunto haciendo lo que corresponda, dentro de la legalidad, para que Petro y Francia Márquez sean destituidos de sus cargos porque además de ineptos no representan a la gran mayoría del pueblo colombiano.