Esta reseña contiene spoilers sobre “El gabinete del Dr. Caligari”.
La Primera Guerra Mundial no solo representó años de conflicto inspirados por un asesinato, o un periodo que vio el avance tecnológico de instrumentos para asesinar, fueron años que llenaron de incertidumbre a todos aquellos que no formaron parte de los 20 millones de civiles y soldados que fallecieron entre 1914 y 1918, y los otros millones que murieron debido a la pandemia de 1918. En este contexto nació una de las primeras películas de terror, “El gabinete del Dr. Caligari”.
La realidad no fue suficiente para expresar el conflicto interno que tenían los expresionistas alemanes durante la posguerra. Si bien inmensos y rectos edificios eran el reflejo del progreso de la sociedad occidental, estos artistas veían como millones de personas huían de la devastación que dejó la guerra, y la discriminación racial y étnica, para hacinarse en las ciudades y ser devastados por el extremismo político. El arte ya no significaba representar el mundo tal como era percibido por los sentidos, era ahora una oportunidad para reaccionar a las circunstancias del presente. Éste es el mundo de “Caligari”, un mundo sin arquitectura organizada e imponente, pero lleno de ángulos y sombras inusuales.
La película fue el primer esfuerzo de una productora independiente ansiosa por competir con la poderosa industria nacional. La producción de “Caligari” se valió no solo de la formación expresionista de los cineastas, sino también de las experiencias que vivieron los guionistas durante la guerra. Carl Mayer y Hans Janowitz habían visto cómo las autoridades militares habían obligado a campesinos convertidos en soldados a participar en genocidios; por otro lado, sabían de la necesidad inconsciente que tenía el pueblo alemán de renunciar su libertad a un individuo superior.
La trama va así: El doctor Caligari es un exhibicionista de circo, cuya único espectáculo es la presentación de Cesare, un sonámbulo que despierta para revelar el futuro a la audiencia. Siendo Caligari y su bicho de circo los principales sospechosos de una serie de asesinatos, el héroe de la historia intenta exponer su maldad sin éxito, pues es incapaz de atrapar a estos sujetos con las manos en la masa, sintiéndose impotente por la trágica muerte de su mejor amigo y el acoso que recibe la mujer que ama.
La historia de Mayer y Janowitz refleja sus experiencias y ansiedad al explicar los
motivos del supuesto “doctor Caligari”. El hombre que vemos como el presentador de esta extraña atracción de circo, es el jefe de un hospital psiquiátrico presto a romper los límites de su autoridad social y científica. Caligari quiere convencer a las personas de realizar actos atroces pese a sus restricciones morales; por eso, experimentó con Cesare, un simple muchacho, para manipularlo para asesinar al azar y así probar su hipótesis.
Aquí la cinta hace un argumento expresionista, en el sentido de que impone el punto de vista de sus autores. Mayer y Janowitz, desde su posición como supervivientes durante la posguerra, temen el regreso del autoritarismo: que un individuo inteligente pueda convencer a la ciudadanía de que sus fines son los correctos, para utilizarlos como obedientes peones en juegos de violencia y depredación política. La paranoia de los escritores resultó no ser tan descabellada pues, una década después, el carismático Adolf Hitler movilizaría un discurso de nacionalismo y antisemitismo para empujar a Alemania hacia otra Guerra Mundial.
No obstante, pese al mensaje de los guionistas, la película toma un segundo giro para convertir el significado de una película que parecía ser anti-totalitarista en una moraleja conformista o, por lo menos, bastante ambigua. Resulta que la arquitectura tan inusual de “Caligari”, tan presta a las sombras y las curvas más extrañas, eran parte de la subjetividad de un paciente psiquiátrico. El último gran giro de la película nos revela que Francis, el héroe de la película que reveló las acciones del macabro doctor Caligari y su títere, es un hombre institucionalizado en un manicomio que está convencido de que sus compañeros son criminales, y que el jefe del servicio de psiquiatría es un delirante homicida. Entonces, toda la historia que vimos fue, aparentemente, el cuento hipersubjetivo de un narrador poco confiable.
La ambigüedad es el aspecto más impactante de “Caligari”: toda una advertencia sobre los peligros del totalitarismo existe simultáneamente con una historia que parece tan conformista como el grito de auxilio de un hombre trastornado por su experiencia en una cultura que silencia su preocupación sobre el destino de su pueblo ante los cuestionables métodos de las autoridades científicas y políticas. Macabra y estimulante, “El gabinete del doctor Caligari” provee tal desasosiego que es imposible negar su lugar como base estética y temática de las películas de terror que vendrían después.
Por Carlos Yaya
Lecturas adicionales
X.
Crash Course. German Expresionism - Film History #7 [internet]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=K6XDyth0qxc&t=332s Y.
Kyle Kallgren. From Caligari to Hitler: Imagining the Tyrant [internet].
Y.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=ndFysO2JunE&